Varones encendidos por el fuego de Pentecostés

aw_pentecostes_01Por Santiago Delfino

Querida comunidad, queríamos agradecerles mucho sus oraciones y rezos, y decirles que sí fueron escuchados.
Fueron días de hondura, de ir profundo, de vivir el silencio, de mirarse y mirarnos, fueron días de estar, de volver a elegir nuestros lugares, volver a elegir desde donde queremos vivir, encontrándonos, reconociéndonos, viviendo en verdad la libertad dada.

¡Son un regalo los retiros del SEA! Es admirable lo que el Señor hace en los corazones, en todos los corazones. Nos emociona vernos a nosotros varones, jóvenes y grandes, presentando nuestro corazón, así como está, así como es. Y el Señor lo toma, quema lo que haya que quemar, y lo hace arder. Corazones que se descalzaron, que se acercaron al fuego, que se dejaron quemar y que están ardiendo!

Que muchos vengan, y se animen a caminar a su corazón, tenemos una buena noticia y hay que desparramarla por todos los lugares, queremos reavivar el fuego de los corazones! Nosotros varones, tenemos certeza de este fuego! Gracias de nuevo por habernos acompañado!

 

Llegué al retiro a través de mi hermana Juanita, que en gran parte es la que me permitiera estar contando esto, por su gran cariño, preocupación y acción puedo decir que he renacido nuevamente…

El primer ejercicio me llamaba a no pensar en nada. ¡Qué difícil para mí no pensar! Sólo sentir sin razonar, dejarse llevar por los sentidos y ahí me lancé, con la jaculatoria que me ayudó “Yo en TÚ corazón, Señor, TÚ en el Mío”, que no me cansaba de repetir… así pude acallar mis pensamientos y dejarme llevar por mis sentidos, luego juntarnos, ponernos en presencia del Señor y dejarse llevar por sus caminos, rezando, hablando con nuestro yo interior. El tiempo pasaba sin darme cuenta, es la primera vez que estuve tanto tiempo contemplando, rezando y sentí que el tiempo volaba, que las horas pasaban a una velocidad imposible de explicar que siempre me quedaba con ganas de seguir…

Luego vino la reunión con algunos pocos, que fue muy enriquecedora, pude abrir mi corazón y hablar desde lo más íntimo de varón a varón y sentir que había unos corazones biertos y amorosos a mis problemas, nos abrazamos y fue la caricia consoladora del día, lo que yo lamo la ”Caricia de Dios”.

Hubo muchos impactos más, las miradas del corazón, los abrazos y seguíamos rezando y meditando, el impacto mayor para mí fue el trabajo de familia, realmente me ayudó a empezar a cerrar varias historias abiertas.

La meditación que nos regalara Inés me llegó muy profundo, nunca había escuchado algo tan real dicho con un corazón dulce y amoroso transmitiéndome una fuerza que me sacudió en lo más íntimo, qué conocimiento transmite de la vida!! Sentí a través de ella la fuerza del Espíritu Santo que me hablaba a mi….

En fin muchas cosas que aún tengo que ordenar, el fuego del Espíritu donde dejé mi corazón viejo y la línea de vida para volver a renacer, me acuerdo de haberle pedido el don de la Fortaleza, para ser cada día un poco más constante en mi camino y el regalo que me diera cuando lo di vuelta era FORTALEZA, así empecé a sentir su venida, creo que nunca deja de venir, espero recibirlo todos los días…

Queridos hermanos, no dejo de darle gracias a Dios que me haya puesto en su camino y que hayamos caminado juntos este tiempo de Pentecostés, si EL quiere estaremos juntos el año que viene. Gracias por todo lo que me brindaron y quiero hacerlo extensivo a todo el equipo que me recibió con los brazos abiertos.

Roberto Golletti

 

El Señor llamó a 50 varones para renovar sus corazones, sus vidas en ÉL, nos llamó a cada uno por su nombre, nos llevó al desierto a retirarnos y respondimos,  sostenidos por la oración comunitaria que se derramaba sobre todos nosotros. Gracias, Gracias… a todos Uds. por acompañarnos y unirse a la Vigilia y al retiro.

Es difícil poner en palabras lo vivido, el respeto por el silencio, la oración, ver cómo en poquitas horas se habían apropiado de ella, la mirada, descubrir que no estamos solos, las compartidas en grupos chicos y comunitaria, la escucha sagrada, las eucaristías, el ABRAZO que llegaba en el momento justo; la Vigilia, y la confianza de que ÉL nos mostraba el camino al corazón para vivir el encuentro, hicieron de esta experiencia un verdadero REGALO…….
Una comunidad de Iglesia viva, no importaba si era la primera vez que venían, si eran jóvenes o un poquito más grandes.  Todos fuimos niños como el Señor nos quiere. Y el Espíritu Santo llegó!!!!! El fuego ardía delante nuestro pero mas fuerte en nuestros corazones, era el FUEGO DEL AMOR DE DIOS.
Yo doy gracias personalmente por el Carisma que he recibido, que me confirma el camino. Estamos construyendo sobre roca y así lo vivo presente, con mucha confianza y dejándome sorprender.

Carlos Udaquiola

Buenos Aires, junio de 2011