Lo que hace cinco años comenzó como una experiencia de algunas familias de nuestra comunidad, que querían vivir una Pascua de un modo distinto, se fue expandiendo y este años convocó a 136 personas entre niños, adolescentes y adultos!!! Reunidos en Casa de María, ellos se animaron a vivir esta experiencia de misión, encuentro y oración.
Chicos y grandes recrearon cada escena de la Pasión de Cristo, a lo largo de los tres días. La misión fue en el barrio de la Parroquia Sagrada Familia. El Padre Eugenio, párroco del lugar, nuevamente nos abrió las puertas de su comunidad, y las familias misioneras, visitaron a otras familias y compartieron con ellos un momento de oración y de encuentro con Jesús.
Compartimos algunos testimonios:
Quisimos vivir una Semana Santa diferente, más conectados con la Pascua, con ese Jesús que se entrega por amor, muere y resucita para salvarnos. Con Eduardo sentíamos que en casa era muy difícil de vivirlo y la misión llegó a nosotros por medio de una prima que nos invitó. No lo pensamos mucho y nos anotamos. Fue claramente Jesús que quiso que estuviéramos ahí, en Luján, en la casa de María junto con muchas familias que estaban en la misma situación, y que querían llevar la alegría de Jesús resucitado a otras familias.
Al principio no fue fácil, los chicos se resistieron bastante y evaluaban el costo de oportunidad de tener unas mini vacaciones en el campo u otras alternativas que manejamos, lo que generó un clima tenso en la familia. Mientras íbamos a Luján rezamos en el auto y le entregamos a Jesús nuestros miedos, nervios, vergüenza, inseguridades y fiaca, claramente. Él tomó todo y lo transformó.
Cuando llegamos no conocíamos a casi nadie y no sabíamos cómo nos iba a ir. Pusimos todo en manos de Dios y al poco tiempo de llegados, los chicos empezaron a sociabilizar e interactuar con sus pares, dejando toda timidez y bronca por el destino elegido de lado.
Todo lo vivido superó ampliamente nuestras expectativas, pudimos vivir realmente la Semana Santa tomando conciencia de lo que pasó cada día, pudimos compartirlo con otras familias, y entre nosotros. Fue muy lindo misionar en familia, la extrañamos mucho a Sofi, pero sabíamos que rezaba por nosotros desde Pascua Joven. La experiencia en el barrio fue increíble, es impresionante cuánto uno recibe, realmente nos sentimos misionados. El sábado a la mañana sentimos la alegría de Jesús resucitado y pudimos compartirla con la comunidad del Padre Eugenio. Cuántas historias…. cuántas miradas…..cuántos corazones compartidos….El broche de oro fue la misa de Vigilia y la asamblea familiar. Qué lindo fue poder comunicarnos desde el corazón, mirándonos a los ojos, ojalá podamos ponerlas en práctica en casa.
Cuando llegamos, Manu dijo que fue el mejor fin de semana de su vida y Joaquín el lunes dijo que tenia muchas ganas de volver a la misión. Para nosotros fue un regalo de Dios haber podido ir.No tenemos mas que palabras de agradecimiento con todos los que hicieron posible este encuentro y principalmente con Jesús!!!
Guardamos a cada uno de los que compartieron esto con nosotros en nuestro corazones.Eduardo, Sofía, Joaquín y Manuel Obejero