“Su misericordia se extiende de generación en generación”
Es un retiro de silencio y oración que nos dispone a hacer una mirada contemplativa sobre nuestra propia historia transgeneracional, en presencia del Señor, para pedirle que imponga sus manos y sane nuestras raíces.
Honrar- Celebrar-Bendecir
Los hijos son parecidos a sus padres; los padres, son parecidos a los abuelos. Mucho de lo que somos es herencia de generación en generación. Desde el aspecto físico: los mismos ojos, las mismas manos, la misma manera de caminar o de hablar; hasta la manera de ser y por supuesto, de actuar. Esta herencia también es transmitida a los hijos adoptivos, que sin compartir la misma genética, van conformándose a sus padres a tal punto, que llegan a tener muchos parecidos físicos.
¿Cuál es la herencia que recibimos de nuestros ancestros? El amor y los valores humanos se transmiten de generación en generación. Y también las heridas o lo no sanado o irresuelto. Por eso necesitamos mirar hacia atrás, a los que nos precedieron en el camino de la vida, recordar y purificar la memoria, ordenar y perdonar, para que el amor pueda fluir con más fuerza en nuestra historia familiar.
¿Qué cosas de nuestra historia familiar se hacen presentes en el hoy de nuestras vidas? ¿Cuáles son las frases, mandatos, valores y dis-valores que recibimos como legado? ¿Cuáles son los acontecimientos vividos por nuestros ancestros que necesitamos seguir aceptando, perdonando, reparando?
Honrar a las personas que nos precedieron en la familia nos ayuda a celebrar nuestra vida y a ocupar el lugar que nos corresponde en nuestro árbol genealógico. Sólo así podemos dejar que el amor y la gracia se derramen como un don y una bendición hacia nuestros hijos y nietos.
El silencio, la oración y el encuentro con el Señor en lo profundo de nuestros corazones, nos abre de una forma más plena al amor de Dios, que se irradia en nuestras vidas y se extiende hacia arriba y hacia abajo en nuestro árbol genealógico. La oración contemplativa es altamente terapéutica, y nos ayuda a sanar las heridas de la vida; las que sufrimos nosotros, en nuestra historia; y también las heridas de nuestros ancestros, que como el amor, también se extienden de generación en generación.
Este es un retiro de dos o tres días, dirigido a personas que ya están recorriendo el Camino al Corazón y desean profundizar en el conocimiento de sí mismas y en el encuentro con Dios por medio del silencio y la iniciación a la contemplación. Todo el retiro está atravesado por nuestra fe en la fuerza de la intercesión, que tiene el poder de sanar, ordenar y limpiar lo que en el tiempo ya pasó hace muchos años, que a lo mejor conocemos o a lo mejor no.
¡Un tiempo especial para celebrar la vida que recibimos, honrando a las personas que nos precedieron, y bendiciendo a las personas que nos sucederán!
Duración
– 2 días
– 3 días
Metodología
Es un retiro de silencio que nos dispone al don de la contemplación. Todo el retiro se desarrolla con la metodología del Camino al Corazón: a la luz de la Palabra del día y de la Eucaristía compartiremos momentos de oración que nos disponen a la contemplación, meditaciones, espacios de percepción y reflexión personal, ejercicios de integración y acompañamiento espiritual.