Por Inés Ordoñez de Lanús
Con todo mi amor dejo en sus corazones esta novena para rezar cada día. Consta de tres momentos despertadores que nos ayudarán a estar todo el día abiertos y dispuestos al amor y a la extraordinaria fuerza con que actúa Dios en nosotros.
Les he señalado algunas citas bíblicas de las epístolas. Los invito a que cada día -además- mediten y susurren la palabra del día que nos va preparando para la celebración de Pentecostés.
Primer momento:
Despierto a tu presencia
Cada día al despertarme, dedico 5 minutos para despertar mi conciencia a la presencia del Espíritu Santo.
Estas aquí. Estas en mí. Estás en todos.
Inspiro y exhalo…estoy vivo!
Doy gracias a Dios por ese nuevo día y despierto al soplo de su amor. El Señor sopla su Ruah y me da su Vida. A mi, a todos, a la creación entera. ¡Gracias Señor! Y vuelvo a inspirar y a exhalar en su amor. El Señor derrama su Espíritu que nos recrea, dispone todo para nuestro bien y nos colma de su luz y de su amor. Me quedo inmerso en el océano de su misericordia.
Segundo momento:
A lo largo del día ¡ejercitamos tus 7 dones!
Después de despertarme a la Presencia dedico un tiempo para elegir un don.
Leo lo que está escrito y puedo profundizar aún más en la cita bíblica.
Lo medito, le pido al Espíritu que ilumine mi vida y que pueda ejercitarlo ese día.
Ven Espíritu Santo y concédenos el don de la SABIDURÍA
Danos el don de la sabiduría, para que podamos
conocer y reconocer la “esperanza a la que hemos sido llamados, los tesoros de gloria que encierra tu herencia, y la extraordinaria grandeza del poder con que obras en nosotros”
Gustando y saboreando tu presencia y la docilidad para dejarnos conducir en el Camino a nuestro Corazón.
Ven Espíritu Santo y concédenos el don del CONSEJO
Para que sepamos dejarnos conducir por vos y ser capaces de aconsejarnos mutuamente y hacernos servidores los unos de los otros por el amor mutuo. Así tu amor en nosotros fructificara en: amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y temperancia. (Cf. Rom. 15,14; Gal.5,22)
Ven Espíritu Santo y concédenos el don de la CIENCIA
La ciencia del amor que nos hace comprender que
«El amor es paciente, es servicial; no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. Que podamos vivir un amor que todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. (Cor, 13,4-5,22)
Ven Espíritu Santo y concédenos el don de la PIEDAD
Para qué podamos vivir lo que nos dice el apóstol Pablo:
“Alégrense siempre en el Señor. Vuelvo a insistir, alégrense. Que la bondad de ustedes sea conocida por todos los hombres. El Señor esta cerca. No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia recurran a la oración y al súplica, acompañadas de acción de gracias para presentar sus peticiones a. Dios. Entonces La Paz de Dios, que supera todo lo que podamos pensar, tomara bajo sus cuidado los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús. (Fil.4,4)
Ven Espíritu Santo y concédenos el don del ENTENDIMIENTO
Ven Espíritu Santo y concédenos el don del Entendimiento
Para que conociendo y creyendo que “Dios dispone todo para el bien de los que el ama” (Rm 8,28)
Aprendamos a vivir “en la tierra como en el cielo” entendiendo qué hay cosas de la vida que no entiendo. Y que puedo vivir así, “entendiendo que no entiendo” …porque creo y confío en Dios.
Ven Espíritu Santo y concédenos el don del TEMOR DE DIOS
Para que podamos
«doblar las rodillas delante del Padre, de quién procede toda paternidad en el cielo y en la tierra. Que el se digne fortificarnos por medio de su Espíritu, conforme a la riqueza de su gloria, para que crezca en nosotros el hombre interior. Que Cristo habite en nuestros corazones por la fe y seamos arraigados y edificados en el amor. Así podremos comprender con todos los santos, cual es la anchura, la longitud, la altura y la,profundidad en una palabra, podremos conocer el Amor de Cristo, que supera todo conocimiento para ser colmados por la plenitud de Dios. ( Cf. Ef 3, 14. )
Ven Espíritu Santo y concédenos el don de la FORTALEZA
Para que ejercitemos cotidianamente lo que nos dice el apóstol Santiago:
“Hermanos alégrense profundamente cuando se vean sometidos a cualquier clase de pruebas sabiendo que la fe al ser probada produce la paciencia. Y la paciencia debe ir acompañada de obras perfectas, a fin de que ustedes lleguen a la perfección sin que les falte nada” (Sant.1,2)
Tercer momento:
Me acuesto en tu susurro ¡Ven Espíritu Santo!
Antes de dormir leo y escucho esta bella oración al Espíritu Santo.
Elijo una frase y la dejo susurrando en mi interior.
La hago oración al ritmo de los latidos de mi corazón; le pido al Espíritu que me ayude a encarnarla en mi vida cotidiana.
Secuencia del Espíritu Santo
Ven Espíritu Santo
y envía desde el cielo
un rayo de tu luz.
Ven Padre de los pobres,
ven a darnos tus dones,
ven a darnos tu luz.
Consolador lleno de bondad,
dulce huésped del alma,
suave alivio para el hombre.
Descanso en el trabajo,
templanza en las pasiones,
alegría en nuestro llanto.
Penetra con tu santa luz
en lo más íntimo
del corazón de tus fieles.
Sin tu ayuda divina
no hay nada en el hombre,
nada que sea inocente.
Lava nuestras manchas,
riega nuestra aridez,
cura nuestras heridas.
Suaviza nuestra dureza,
enciende nuestra frialdad,
corrige nuestros desvíos.
Concede a tus fieles,
que en tí confían,
tus siete sagrados dones.
Premia nuestro esfuerzo,
salva nuestras almas,
danos la eterna alegría. Amén. Aleluya.