El 24 y 25 de abril se realizaron dos Retiros de Fuego en Mar del Plata. Compartimos el testimonio de una de las participantes.
Hace unos años conocí la oración contemplativa. Conocer es solo una forma de decir, que en este caso, tal vez no encierre toda la veracidad que el término implica. Podría decir entonces que «descubrí» la oración contemplativa a través de un retiro espiritual que se realizó en mi ciudad y que fue guiado en aquel momento por Gab.
Durante algunos meses, logré reunirme con otras personas que allí estuvieron, con la firme convicción de empezar un nuevo camino de desarrollo espiritual. Pero lamentablemente, esto duró solo unos meses, luego, los horarios, las ocupaciones, la distancia y todas las excusas que creí o decidí valederas, me alejaron de aquel propósito…
Yo no había dejado a las personas que compartieron ese encuentro, ni la oración, ni la paz que conlleva ese momento, había dejado un tesoro, una Presencia Divina. Cuando tomé conciencia de ese abandono, empecé a extrañarla, pero no sabía cómo volver, cómo retomar ese camino que había abandonado .
Una tarde, hace un par de meses, recibí otra invitación. Esta vez fueron otras las personas que invitaban, pero el lugar era el mismo del primer encuentro, así que no dudé un instante en asistir. Una nueva oportunidad para encontrar aquel tesoro que había abandonado!
A partir de ese día, empecé a notar algo diferente, disponerme a orar, buscar estar en su presencia se convirtió en algo sencillo, cotidiano y esperado…
La primera experiencia que tuve después de este reencuentro fue que, al disponerme para la oración, busqué y preparé un lugar cómodo y silencioso de la casa, luego puse la alarma para dedicar esos 15 minutos a Dios y cerré los ojos. No sentí el tiempo que pasó, pero en un momento tuve que abrir mis ojos y aceptar que tal vez todavía no estaba preparada para permanecer tanto tiempo en silencio, en la quietud, esperando Su Presencia. Al incorporame compruebo que si bien había puesto la alarma, nunca había dado el “aceptar”. ¡Fueron 20 minutos que pasaron sin sentirlos! No hubo dolor, no hubo incomodidad, no me enojaron los pensamientos que venían, ni los ruidos de la calle. Qué emoción tan grande sentí y para completar este regalo al terminar la oración y buscar la Palabra de ese día compruebo con mucha emoción que era la siguiente… “Ustedes no me eligieron a mí. Más bien, yo los elegí a ustedes y los he puesto para que vayan y lleven fruto, y su fruto permanezca; para que todo lo que pidan a mi padre en mi nombre, él se los conceda”. Juan 15-16
Marce Puglisi
Mar del Plata, abril 2015.
Es un encuentro con Dios vivo y presente, es aprender a que mi dolor, mi sufrimiento y también mis alegrías sean compartidas, pero por sobre todas las cosas, sean escuchadas, que es lo que uno mas necesita.
Por tal motivo les digo GRACIAS por dedicar su tiempo y ofrecer su servicio al bien de los demás.La presencia de ustedes en Mar del Plata fue fructífera.Gracias!!Norma
Qué gran alegría fue poder estar en el Retiro de fuego que se realizó el sábado en Mar del Plata. Yo había asistido al GEDEC, y allí velas, canciones, hoguera.. encendida para mi tarea de catequista, quedó en mi corazón.
El mismo espíritu, en este taller, con tanta dedicación y cariño, todo en su justa medida.. y encendiendo!
La GRATITUD es lo que me surge hacia lo alto por mi vida, y por cada una de ustedes que regalan su tiempo y este estilo tan propio del centro Santa María.
Kitty