La propuesta era compartir un fin de semana de verdadero encuentro. Tanto madres como hijas aceptaron este desafío, salieron enriquecidas de esta experiencia!
Madres e hijas, fue muy especial. Éramos 44, el día de sol, desparramadas por el jardín, bajo los árboles, madres e hijas conversando, llorando, riéndose, abrazadas o en silencio.
Las dinámicas, los MPEC, la calidez de Malena y Lala (las coordinadoras) y los regalos que cada una fuimos recibiendo en los diálogos con nuestras hijas o madres.
¡Fueron dos días muy lindos!