Los sacerdotes del Centro de Espiritualidad Santa María en Chile

En el centro no solo hay grupos de oración de laicos, también, hace ya varios años, se formó una comunidad de sacerdotes que se reúnen una vez al mes, para compartir sobre sus vidas y hacer oración contemplativa. Son siete sacerdotes que tienen en común, haber vivido retiros de silencio guiados por Inés Ordoñez.

 

El padre Carlos Godoy lleva un poco más de 15 años, participando en el Centro y nos comparte qué papel ha tenido en su vida, en especial, en estos momentos que vive nuestra iglesia, participar del Carisma del SEA:

“Frente a la situación que enfrenta hoy la iglesia, el carisma del SEA ha sido fundamental en mi para poder vivenciar de mejor manera lo que está sucediendo. En primer lugar por la centralidad en Jesucristo, este carisma me ha ayudado a volver a poner a Cristo en el centro; en segundo lugar la contención de los hermanos, especialmente de la comunidad sacerdotal y también de tantos laicos que me acompañan con la oración y con el cariño, aspectos que son fundamentales para vivir un sacerdocio fecundo en este tiempo. Lo tercero, es el camino al corazón para poder descubrir y conocer aquello que me pasa, entender cómo me afecta la situación que sucede en la iglesia y cómo puedo ir elaborándolo, especialmente en función del acompañamiento que hago a los demás. La figura de María, como apertura al misterio de Dios, también me ha ayudado a tratar de comprender y entender el querer de Dios y su voluntad en este momento de la historia”.

El centro de mi vida es Cristo

“La oración contemplativa y el carisma del SEA, me ayuda a hacer consciente que el centro de mi vida, de mis opciones fundamentales, de mi actividad pastoral es el Señor”.

Una iglesia que la construimos todos

“En mi experiencia en el Centro de Espiritualidad he sentido muy fuerte ser parte de una iglesia que construimos entre todos. Si bien el sacerdote es respetado y querido con una especial predilección, entra en una dinámica de compartir tan honda que se vuelve uno más de la comunidad; eso es muy interesante porque en la medida que el sacerdote se vuelve uno más, sin perder su identidad sacerdotal, está más capacitado para dejarse complementar y acompañar por los demás, especialmente por los laicos. Esto ha sido una riqueza que he tratado de replicar en mis responsabilidades pastorales, en las parroquias que he estado y hoy en el seminario de Santiago”.

El camino al corazón

“Reconocer el camino al corazón como una opción metodológica me ayuda a ir profundizando en mi experiencia de Dios. Ha sido fundamental comprender que en la medida que voy haciendo este viaje hacia el hombre interior, hacia mi corazón, tengo muchas más posibilidades de percibir al Dios Vivo presente en mi propia vida con consecuencias preciosas, como es el reconocer mi historia a pesar de las dificultades como historia de salvación donde Dios nunca ha estado ausente, sino que ha estado presente, animándome, ofreciéndome su amor incondicional, tratándome con misericordia y ternura; y a la vez, es una experiencia del amor de Dios que necesito, por la acción de la presencia misma de Dios, replicarlo especialmente en el trato con los demás”.

María, una verdadera escuela

Finalmente, el padre Carlos Godoy dice: “El SEA me ha ayudado a reconocer a la Santísima Virgen como una figura paradigmática. María ha surgido en mi vida como una verdadera escuela de discipulado, donde he ido aprendiendo a abrir mi corazón a las palabras del Maestro, a dejarme guiar e iluminar por esa palabra. El SEA de María, su Sí me ayuda a acoger la palabra de Dios en mi corazón. María es para mí, un modelo de disposición interior de recibir el Misterio para dejarse iluminar por Él”.