Celebración de los 200 años de la batalla de Chacabuco
Cruzar la Cordillera de los Andes por el paso de los Patos, tal como lo hizo el Ejército Libertador hace 200 años era la meta del Padre Claudio Martinez de Schoenstatt y Andrés Donoso, profesor del CAE junto a un pequeño grupo, llevando una invitada de honor: La Virgen del Carmen.
El 29 de enero la imagen de la Virgen llegó al valle de Aconcagua para comenzar a recorrer la diócesis de San Felipe. En Putaendo fue escoltada por huasos y cuasimodistas donde se celebró una misa presidida por Monseñor Cristián Contreras Molina, odm., obispo de San Felipe.
La acogida de la Virgen fue una muestra impresionante del amor que el pueblo chileno le tiene a nuestra Madre, así lo expresó Andrés Donoso, impulsor de esta travesía histórica:
“Estoy feliz por la recepción de la gente, ver el cariño y la amabilidad de todos, nos enseña la importancia que tiene para el pueblo fiel la Virgen del Carmen, porque ella ha sido la gran gestora de esta peregrinación, que me ha llevado a conocer y recorrer la majestuosidad del macizo andino, pero principalmente como en medio del silencio grita con fuerza la voz deDios que nos invita a seguirlo y a tener un compromiso mayor hacia nuestra Carmelita”.
Recorrió diversas localidades, hospitales, hogares de ancianos, capillas y familias para finalmente, llegar al Santuario de Auco, el 11 de febrero donde fue recibida con bailes religiosos. A las 19:00 hrs. se celebró la misa presidida por el Pbro. Vicente Montenegro Lazo, Vicario de Pastoral de San Felipe, acompañado de Pbro. Carlos Cox, Rector del Santuario de Maipú; Pbro. Danilo Yáñez Ossandón ocd., provincial de los Padres Carmelitas Descalzos, el Pbro. Ricardo Acosta y el Diac. José Lazcano.
En Auco estaban nuestras representantes Marcela Rueda y Dolores Tassara de Argentina, ambas quedaron fascinadas y muy emocionadas al ver el fervor del pueblo chileno, el amor a la virgen María y la unión de dos países al estar presente un destacamento de los ejércitos de Chile y Argentina.
Después de la Eucaristía hubo un momento para compartir y prepararse para la adoración al Santísimo que se extendió durante toda la noche.
El 12 de febrero la Virgen siguió su camino arriba de una mula blanca por la cuesta de Chacabuco. En la cima se celebró una íntima ceremonia con un responso por los caídos en la batalla y un grupo de soldados entre chilenos y argentinos recibieron a la Virgen para llevarla hasta el monumento de Chacabuco, donde estuvo presente en la ceremonia de conmemoración de los 200 años de la batalla.
“La Virgen fue la que quiso estar presente”, nos dice Marcela, que luego de 2 meses de preparación vio el culmine de un trabajo que partió como un sueño y se transformó en un regalo para muchos corazones, “esta fue una experiencia de vida, de cómo vivir la fe y acercar a la gente a Jesús a través de la Virgen María… fue un gran regalo”.
Fuente: Comunicaciones Obispado de San Felipe
Equipo Comunicaciones CESM Chile
Fuente: Comunicaciones Obispado de San Felipe
Equipo Comunicaciones CESM Chile