La soledad se hace luz en nuestra vida

Compartimos los «ecos» del Retiro «La Soledad se hace Luz», que se realizó en julio en Casa de María. 

Para mí fue una experiencia realmente enriquecedora, me quedó como saborcito a poco porque me hubiese quedado experienciando ese silencio un par de días más, pero esto, me da la oportunidad de querer hacer otro retiro. Volví sintiéndome en paz, sabiendo que en el silencio y en presencia de Dios todo se puede pensar y resolver mejor. Es el mirar desde la vorágine a que nos lleva el día a día, o cambiar la mirada y ver desde hacer un impasse guardar silencio y preguntarme ¿cómo lo harías tú, mi Jesús? Desde este lugar estoy acompañada, no estoy sola. 

Alicia Mina

Llegué al Retiro con dos interrogantes: qué era la Soledad en mi vida y cómo se oraba en silencio.
Mi concepto de soledad estaba ligado a un silencio negativo, oscuro, tenso, asociado a la vulnerabilidad a lo desconocido, creía que el silencio era igual a la ausencia de sonidos externos, y me asustaba pensar en cómo callar a mis ruidos internos o enfrentarme a ellos tanto en el silencio y con la soledad.
En el retiro aprendí que en el silencio de la oración contemplativa no hay soledad sino por el contrario compañía, y qué compañía divina la de Dios Padre.
Cuando callamos los pensamientos aparece el verdadero Silencio, el luminoso que se convierte desde la oración en un mensaje que nos interpela por nuestros verdaderos cimientos y anhelos.
Aprendí que el sentimiento de Soledad asociado al dolor, al ser compartido, disminuye y que puede ser una buena oportunidad para conocernos a nosotros mismos sin temerle.
Mejor es aceptarla darle sentido, caminarla, abrazarla, mirarla de frente, permanecer abierto a lo que pueda revelarte el Señor ahí mismo en ese lugar de tu corazón y tu vida.
Gracias Tere y Marce por guiarnos en este encuentro donde lograron un clima armonioso, con momentos de intimidad, reflexión, bendición, que logró una soledad y un silencio fecundos. 

Silvana Perez

 

Desconozco los motivos de por qué en los retiros (en la vida) te llegan las historias mas profundas de los demás, las historias que se cruzan en algún punto con propias y las vivimos intensamente, vivencialmente.

Desconozco por qué no me llegan todas las personas de la misma forma, pero sí aquellas que han pasado y trazado la pequeña y delgada linea de tu propio ser, que tienen tu luz, tu misma esencia.

Soy tan vulnerable como cualquiera, creyendo que en ese lugar sagrado lo que se habla es a corazón abierto. Sin embargo el tiempo, lo intenso y el espacio de cada uno es distinto.

Desconozco por qué las buenas intenciones -a veces-, mueren en confusiones tan simples como el ser profundo, el ir al hueso. 

Es tanto lo que desconozco que llego a la conclusión de que no termino de conocer, que me molesta lo no dicho, lo que no se quiere decir, que termina doliendo, pues la mentira mata y te das cuenta. 

Soy de entregarme en toda mi plenitud. Lo que se es que mi amor está puesto en el Señor y en cada uno de los que participan tratando de sanar sus heridas, de sacarse las mil caretas que la vida te va poniendo. 

Amo a las personas que pueden decir su sentir, sin rollos, sin historias, sin oscuridades aunque sean fuertes, abriéndose de sus propios engaños, de sus histerias escondidas, de sus mentiras. 

No juzgo, concluyo en mi corazón y no en la razón. El Señor es mi pastor, nada me puede faltar!!!

Daniel Casafus

Buenos Aires, agosto 2017.