
Invitar a jóvenes de 20 años a ir en búsqueda del niño interior es, en alguna medida, allanarles el camino de encuentro con su propia identidad, que muchas veces hemos dejado atrapada en algún lugar de la infancia. Ellos están «tan cerca» del niño que fueron… ¡si apenas han dejado la niñez! También les ayuda a parase en su presente, en su vida de hoy, y mirar con más libertad su vocación y proyectarse hacia el futuro. Es un gozo enorme ver a cada uno de estos estos jóvenes acercarse a Jesús, llevando de la mano a su niño interior, para pedirle a Él que lo bendiga, sane y abrace.
Dolores Tassara
Fui al retiro del «niño interior» cargada, me anoté para parar el ritmo de la rutina y escuchar especialmente a Jesús.
Ni me imaginaba que iba a encontrarme con la versión más auténtica de mí misma, que iba a encontrar en mí tantas respuestas, ni que iba a poder sentirme en paz gracias a un retiro de un fin de semana… ¡Pero Jesús tenía tantas caricias para darme!
Fue muy especial, sobre todo, porque no vivía buscando las respuestas a mis confusiones, dudas y miedos en la que fui antes de hoy… No quiero spoilear, pero me encontré con una «mini Maca» que fue muy felizmente amada y se proyectó año tras año, pero que también tuvo dolores y tristezas para abrazar. Y me di cuenta de lo obvio, que no quiero pasar un solo día sin abrazarla profundamente: nadie la conoce como yo. Y nadie me conoce a mí como ella. Bueno, solo Jesús; que está presente en el retiro del niño interior para llevarnos de la mano a donde estamos nosotros mismos con algunos años menos, para aprender de nuestro presente, eligiendo amarnos.
…No se si suena tan innovador, pero es una gran novedad nuestro interior cada día! Dentro de mí misma hay un mundo entero que no quiero olvidar, y que ahora sé cómo mantener vivo: dándole tiempo.
Gracias a las coordinadoras, a la casa de María y a mis compañeros de Retiro, fue un finde de acariciar mi alma, mis dolores y mis virtudes: Y hasta re-inventar la famosa frase «honrar la vida»!
Maca
Fui al retiro del niño interior sin saber muy bien qué esperaba, pero con una certeza enorme en el corazón: Jesús tenía preparado algo para mí.
En un principio tenía miedo, miedo de no encontrar nada, o bien, de encontrar mucho. ¡Pero menos mal que le dije que SI a Jesús! Fueron dos días de abrazar mi historia. Y abrazándola me pude encontrar, y encontrándome pude soltar todo aquello que, todavía hoy, tantos años después, me tenía atada.
Es increíble cuánto puede hacer Dios si le damos paso. Fue un solo fin de semana, pero el tiempo se hizo eterno, y Él nos llenó de su gracia. De la mano de las coordinadoras, y sobre todo de Jesús, fui a mi propio encuentro desde el silencio, la oración, y la percepción de la naturaleza.
Algo que me maravilló fue la hermosa conexión que se generó entre el grupo. A pesar de no conocernos, y no saber mucho unos de otros, nuestros corazones se unieron profundamente a partir del amor y la escucha sincera.
En este retiro me sentí amada por Jesús desde lo más hondo de mi corazón, y agradezco la posibilidad de haber podido hacerlo. Renové la certeza que tenía de que El me acompañó en cada paso que di y me permitió honrar mi historia, darme media vuelta y disponerme para seguir caminándola abierta a lo que sea que pase.Belén
Buenos Aires, octubre 2017