Siguen resonando los ecos del último retiro «La soledad se hace Luz»… y los compartimos, para que cada vez sean más los que se animen a vivir esta experiencia. Vale la pena!
Un retiro en ¡silencio! Quizás suena raro, difícil, pero es posible. Dejé en casa los prejuicios que tenía, llegué con mi cabeza a mil por hora, abrí mi interior a lo que Dios quería obrar, de a poco. Recibí muchos regalos: compartir la oración en silencio concentrada o dejando pasar lo que me distraía, volviendo a mi interior. Siempre con la presencia de Jesús en el Sagrario, en la Eucaristía. También a través de su palabra en la Biblia y en cada uno de las personas que participaron en el retiro. Dios me habló en el momento justo, a través de la persona que Él decidió, mi acompañante en el retiro.
Y María obró, como es ella, humilde, en silencio, me cobijó en su corazón.
En todo el parque que rodea la casa experimenté el poder reencontrarme conmigo, con mis dolores y alegrías, mis preguntas. Dios respondió a muchos de mis anhelos. No es un sentimiento de este fin de semana. Tengo esta certeza: Jesús y María siguen obrando en mí, en cada uno de nosotros. Y la vida diaria tiene un nuevo sentido porque sigo viviendo día a día con Ellos. Son mi fortaleza.
¡Anímense! Vale la pena!
Ana B.