Las escuelas Camino al Corazón cerraron este año con el encuentro final, realizado a fines de noviembre, que reunió a los miembros de los grupos de la Arquidiócesis de Buenos Aires y de San Isidro. Fue una jornada de mucha gratitud y alegría, donde hubo momentos de oración y de compartida, una charla de Inés Ordoñez de Lanús, y la celebración de la Eucaristía.
Luego de un año, en el que más de 300 personas se reunieron semana a semana, para crecer en la fe y compartir la vida (como quiera que está siendo!), compartimos testimonios de algunos alumnos y coordinadores de diferentes escuelas de Buenos Aires y San Isidro.
Dios en mi vida cotidiana
Soy Silvia, tengo 36 años. A principio de año empecé el taller “camino al corazón” en Santo Domingo de Guzmán. Hace muchos años que estoy en la búsqueda de algo, de no se qué, probé de todo, reiki, acupuntura, yoga, hice diferentes terapias, me hice dos cartas natales, etc., pero seguía sintiendo ese vacío, un vacío que no podía llenar con nada. Un día me hablaron del Centro de Espiritualidad Santa María. Entré en la página y leí que en mi Parroquia estaba por empezar este curso. No sabía de qué se trataba pero me animé y fui. Yo quería que Dios fuera parte de mi vida cotidiana, sentirlo cerca y no como había sido hasta ahora, rezar por un lado y mi vida por el otro. Me encontré con algo que no me imaginaba. Estoy aprendiendo a rezar, a abrir el corazón, a escuchar a Dios; descubrí la oración contemplativa. Me di cuenta que Dios está dentro mío y es ahí donde lo tengo que buscar.
Estoy feliz de estar en este grupo tan lindo que se formó, con gente tan linda y estoy ansiosa por seguir descubriendo a Dios en mi corazón. Me siento feliz y quiero agradecer a este grupo de mujeres que dirigen el curso con mucho amor y empatía y también a todas las demás por compartir sus vidas. Siento que encontré lo que estaba buscando y ahora me doy cuenta que lo que yo tenía era sed de Dios. No tengo más que decir, simplemente, gracias!
Silvia, Escuela Parroquia Santo Domingo de Guzmán (Acassuso)
El mejor regalo
El camino al Corazón me dejó primero y principal la plena experiencia de haber vivido «el cielo» en la tierra cada lunes…..«Ay Señor que bien que estamos acá…«. El sabernos amados incondicionalmente, aceptados y únicos se reflejó en el gran cariño, dedicación y compromiso que nos regalaron los coordinadores con sus recibimientos, malcrianzas y cada detalle.
Me dejó unos amigos del alma con quiénes compartir se hacía fácil y escuchar sin juzgar iba siendo un aprendizaje increíble que enriquece, genera movimiento y vivís la presencia de Jesús en cada corazón.
Me dejó el haber disfrutado de los personajes y vivencias del Antiguo Testamento, que combinados con las dinámicas me ayudaron a amigarme con mis miserias y a descubrir la actualidad de lo que yo creía antiguo, y a no sentirme sola en los caminos que uno va atravesando.
Me dejó el poder frenar tanto rollo que uno se hace, el volver a lo esencial cada lunes, y a afianzarme más a lo que mi corazón vive sin mascaritas.
Me dejó el vivir la fe desde lo concreto de cada día y bajarla desde el ideal que yo la vivía, unos tips geniales para arrancar o cerrar el día.
Me dejó el poder seguir creciendo en la oración contemplativa.
Me dejó tantas experiencias lindas y las ganas de gritar a los cuatro vientos que si tenés la oportunidad de vivir la experiencia del camino al corazón, es el mejor regalo que te podés hacer al alma!!!Josefina, Escuela Parroquia La Merced (Beccar)
Confiar y compartir
La escuela fue, en este primer año, un camino nuevo y muy enriquecedor. No me imaginaba en un principio cómo se iban a desarrollar las reuniones, pero claramente superaron mi expectativa. Me ha marcado mucho como todos -de a poco- fueron compartiendo con los demás sus vidas, desde lo más cotidiano a temas que han marcado sus vidas, y en ese compartir se me ha presentado la clara necesidad de vivir y confiar en Jesús. Este primer año me ha marcado mucho en el confiar y compartir, fundamentos de esta comunidad que se fue formando. Con todo lo que vimos de Antiguo Testamento, se ve reflejada la historia de muchos de nosotros. La entrega y esfuerzo incondicional de los coordinadores son admirables y conmovedores para mí. Muchas gracias!!
Eduardo, Escuela Santísima Trinidad (Tigre)
Sed de más
Este año emprendí un «camino» sin saber, sin entender, sin pensar, sin preguntar… raro en mí! Me dejé llevar desde el momento en que el Padre que daba misa ese domingo anunció que comenzaba una escuela «Camino al Corazón» en Tigre. Abrumada por el sufrimiento, Dios se me presentó de esta manera en el momento justo, o yo lo vi… fue su voluntad.
Desde el primer encuentro se fue generando en mí como una sed de más y más. Iluminaciones, compartidas sin juicios ni prejuicios, corazones abiertos, abrazos, sentirse escuchado, encontrar a Dios en cada uno, cada vida que hace resonar algo en mí, esas miradas de los coordinadores -cuyo camino recorrido se lee en sus ojos- y tantas otras experiencias. Doy gracias a Dios por haberme mostrado este camino en el que quiero seguir creciendo y le pido que no me deje apartarme.
Mirelda, Escuela Santísima Trinidad (Tigre)
En presencia de Dios
Quisiera transmitirles en pocas palabras el sentimiento que me embarga pertenecer a esta Escuela de Camino al corazón, cuya oportunidad vino a mí, en un momento muy doloroso ya que estaba atravesando una situación de duelo.
Poco a poco ese dolor se fue transformando, como el nombre de nuestra escuela, las semanas fueron pasando; el poder de la oración, la experiencia de vacío y abandono en el Señor desde la contemplación, los rostros amigos, cada vez más cercanos, la escucha atenta en el afecto, el calor de los abrazos hacen de cada encuentro, un tiempo maravilloso, siempre diferente, profundamente humano, en presencia de Dios.
Lucrecia, Escuela Parroquia Santo Domingo de Guzmán (Acassuso)
Bendecir las diferencias
Quiero compartirles en este año tan especial para mi, la experiencia de ser por primera vez, miembro del equipo coordinador de la Escuela de Tigre.
Al principio, muchas veces me pregunté que hacía yo yendo todos los martes a coordinar un grupo de personas que querían encontrarse con ellas mismas y conocer más a Dios.
Pero indudablemente tenía que estar ahí…
Fue un año increíble!!! Fui creciendo en mi fortaleza, en mi seguridad y principalmente en mi confianza en el Espíritu Santo.
Formamos un gran equipo de trabajo; con personalidades muy distintas pero eso hizo que todos aprendiéramos cada día mas a bendecir las diferencias.
Y lo más lindo, fue que el camino al corazón fue compartido por todos.Alejandra, coordinadora Escuela Santísima Trinidad (Tigre)
Transformándonos
De la experiencia de este año, como coordinadoras de la Escuela, destacamos primero el maravilloso soplo del Espíritu al elegir al azar el nombre «Transformándonos«. Vaya si nos ha transformado a cada una de nosotros, tanto a las participantes, como a nosotras talleristas. Todo este camino recorrido a lo largo de este año nos ha unido con unos fuertes hilos invisibles, esta experiencia de comunidad quedará sellada en el corazón de cada una de nosotras, ya no somos las mismas que cuando empezamos el 28 de marzo, en cada compartida, crecíamos cada vez más en la Escucha, en el silencio, en el respeto a quién estaba abriendo su corazón
Hemos recorrido juntas los siguientes talleres: Mi identidad, La Creación, La Fe, Dios Padre, Jacob, El camino al corazón, José, El Perdón, Moisés, Jesucristo o, Los Profetas Mayores y Menores, La Palabra, Elías, El Espíritu Santo, David, Los Salmos, Job, El Silencio, Jeremías, La Escucha, Ruth, La Acogida, María del Silencio, La Iglesia terminando el año con La Iglesia- La Eucaristía-La Adoración.
Seguramente a cada una le habrá quedado una experiencia distinta de cada taller, pero es nuestro deseo que lo hayan podido vivir como un verdadero «camino al corazón», viendo como cada uno de estos maravillosos personajes bíblicos, han podido salir adelante teniendo el baluarte más fuerte, la Fe .
A nosotros, solo nos queda darle gracias a cada una de las personas que participaron de esta Escuela, porque sin ellas, nosotros no estaríamos y nos hubiéramos perdido la posibilidad de crecer y aumentar nuestra Fe, junto a ellas!
Andrea, Carol, Flori, Virginia y Cristina, coordinadoras Escuela Parroquia Santo Domingo de Guzmán (Acassuso)