El Grupo Misionero Espíritu Santo (GMES) empezó a misionar un nuevo lugar en la diócesis de Chascomús llamado General Guido. Algunos de los misioneros nos cuentan sobre cómo se sintieron en esta misión:
Por Ceci Sanguineti.
Teniendo solo una misión encima, estoy segura que Gral. Guido me misionó. Llegue expectante a un pueblo desconocido nunca antes visitado: quería dejarme sorprender, y así fue.
Desde Bs. As. venía con el objetivo de llevar un poco de Jesús a Gral. Guido. El problema era que yo todavía no lo veía lo suficiente en mí como para dejar que los demás también lo vean, por lo que mi primer objetivo ya venía con retrasos. De todas maneras, no dejé que mi visión me perturbe (vale aclarar que mi confianza también se debía, en gran parte, al increíble compañero de visitas que me habían asignado) y así fue como el sábado 18 de agosto, partía para mi primer visita.
Tres aplausos fueron necesarios para que Mariela nos abra la puerta de su casa y nos viéramos inmersos en largas charlas, mates y torta fritas, dibujos, juegos y una fe ciega en nosotros. Solo tres! Nos enteramos que todavía hay niños a los cuales les apasiona ir a la escuela, hombres que ofrecen su trabajo de forma gratuita solo para ver feliz a los demás y que la fe en Guido no estaba perdida. Por mi parte, descubrí mi gusto por el mate dulce, bien bien dulce.
Ya por la noche, yo seguía con mi ingenua duda de si Jesús estaba en mí. “Yo creo en Él, pero ¿Cómo hago para despertarlo en mi? ¿cuánto tiempo tiene que pasar?” eran uno de los pensamientos y dudas que pasaban por mi cabeza. Y recién el ultimo día, cuando fuimos a despedirnos de Mariela, Damián, Eve, Tote y Jeremy, pude obtener la respuesta: NADA, simplemente nada. Fueron ellos quienes despertaron a Jesús en mi, con toda su generosidad, entrega y humildad. Cuando nos despedíamos, lloraban porque nos íbamos, lloraban porque dos personas que apenas conocían, se estaban yendo! Era imposible que mi compañero y yo, solos, hayamos causado eso.
Hoy, viendo a la misión con un pie afuera, puedo decir que dejé que Jesús SEA en mi, de manera totalmente inconsciente: yo solo fui una simple chica que se entregó al amor de una familia de Gral. Guido, por lo que si me preguntan qué tengo para decir sobre este mágico pueblo, tengo solo palabras de agradecimiento. Gracias Guido, gracias por haber confiado en 22 chicos completamente desconocidos, gracias por habernos abierto tus puertas. Finalmente, gracias por haberme misionado!
Por Marcos Morea.
Esta misión a General Guido fue un mimo a la historia del GMES. Después de sacar fuerzas de donde no teníamos para cerrar de la mejor manera Chascomus, encarábamos el desafío de volver a arrancar, de volver a ser lo que el GMES siempre supo que podía ser. Pocas veces fuimos tantos integrantes del grupo a una misión. Siendo no muchos más que 25 o 30 misioneros en el grupo, fuimos 21 a misionar! Un porcentaje altísimo que muestra que estamos muy comprometidos!
Lo rezamos mucho, los coordinadores lo trabajaron noche y día, y los frutos llegaron mucho más temprano de lo que creímos. Sin conocernos, nos estaban esperando, la gente de la parroquia había avisado que íbamos, y las puertas ya estaban abiertas. Los niños nos tocaron el timbre abajo de la lluvia para que saliéramos a jugar con ellos. Más de 20 jóvenes aprendieron lo que es un MPEC y como compartir, y nos pidieron por favor que volviéramos. Nos hicieron saber que nunca habían visto una misa de domingo tan llena. El sacerdote tuvo una especial predisposición para con nosotros, con confesiones, viniendo a comer, ofreciéndose para visitar casas y enfermos. Un lujo.
En lo personal, el premio más grande fue ver el carisma del SEA vivo en los misioneros. Era una cuenta pendiente ya que muchos del grupo nunca habían tenido contacto con los retiros del CESM o su Catequesis. Unas gracias especiales a Cuqui y Mariana Delfino por ayudarnos a profundizar por este lado.
Siempre me cuesta volver de las misiones porque me da fiaca volver a mi vida de todos los días…pero esta vez me costó volver porque no quería irme de ese lugar. Estamos ansiosos por volver.
Por Tomás de la Vega.
Hace varios años que no iba a misionar desde la última vez que lo había hecho con el colegio.
Conocí el grupo primero por lo que escuchaba que me contaban mis primos Alfre y nacho Tassara Cada vez que volvían de misionar y con la alegría que lo hacían. Por suerte me pude hacer un espacio y empecé a ir a las reuniones y finalmente a la misión, la primera a general guido. Me encontré con un grupo de chicos y chicas espectacular, con ganas de que dios entre cada dia mas en sus vidas, con ganas de compartir su fe con los demás y especialmente con los que mas lo necesitan. Les agradezco por que encontré en el grupo un lugar donde puedo compartir mi fe, mis inquietudes y mi día a día, y a la vez aprender algo de cada uno de ellos.
De la misión puedo decir que son días de pura felicidad, en donde nos olvidamos un poco de todo lo que dejamos en Bs. As y en nuestro día a día para llenarnos de dios y salir a compartir este amor con la gente de general guido en este caso. Creo yo que se trata un poco de dejar que dios nos use Como herramienta para ayudar a los demás. Y como siempre cuando uno se va siente que se lleva mucho más de lo que dio, con el corazón prendido fuego y lleno de dios.
Si dios quiere en diciembre volveremos a general guido, pero mientras tanto, Ahora la misión será tratar de que esta llama no se apague y ser misionero también en nuestro metro cuadrado, en el día a día.
Por Ignacio Tassara.
Esta fue mi segunda misión con el GMES, estuve esperando tener la edad para entrar al grupo porque hacía mucho tiempo que no vivía algo relacionado con este carisma del SEA con el que nací y con el que me siento tan identificado y querido.
Veníamos de haber cerrado una misión en Chascomús donde coseché todos los frutos de tantos misioneros que pasaron por el grupo; ir y que la gente que visitamos te devuelva todo el amor que les dieron los misioneros que vinieron antes que yo me parece un increíble gesto de amor, de dar sin esperar nada a cambio.
Pensé que esta misión a General Guido iba a ser un poco difícil ya que, por lo que nos habían dicho, era un pueblo que no se había misionado y que quizás no nos iban a abrir tantas puertas y no nos iban a prestar tanta atención. Pero el pueblo nos demostró lo contrario, nos mostraron una sed de Dios y una predisposición increíble a lo que nosotros les veníamos a ofrecer. Es un pueblo en el que podemos hacer muchas cosas y en el grupo estamos con muchas pilas para las misiones que siguen.
Espero poder dejar en General Guido todo lo que recibí yo en pueblos como Chascomús y Añatuya.
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