Frente a la creciente necesidad de muchas personas de ser escuchadas, la Dimensión Familia de la Conferencia Episcopal Mexicana se puso en contacto con nosotros para poder ofrecer algún curso intensivo sobre la escucha, y dar respuesta así a la necesidad que la pandemia había suscitado.
En Argentina se pusieron a trabajar en esta formación y es así que muy pronto surge: “Aquí estoy para escucharte”, un taller autodidáctico que se podía hacer (se puede!) en una sola semana. Se presentó al Padre Óscar Lomelín y Jesús Ramos, quienes operan la Dimensión Familia y se nos pidió acompañar a los Agentes de la Pastoral que ya estaban preinscritos para el Taller. Así es cómo surge la nueva modalidad para México de acompañarles en 5 reuniones por zoom.



Gracias a la generosidad del voluntariado del Centro pudimos abrir 14 grupos con dos talleristas cada uno, para acompañar un promedio de 14 Agentes de la Pastoral. La primera reunión fue para ver con ellos la introducción por plataforma y que se conocieran, la segunda para que compartieran los encuentros 1 y 2, en la tercera compartir los encuentros 3 y 4, en la cuarta, los últimos tres encuentros del taller. Luego, acordaron las talleristas una reunión más para que los agentes mismos pudieran ser escuchados por nuestros Ministros y también si alguno ya había escuchado. Terminaron 170 Agentes de la Escucha.
En junio comenzamos con otro taller para 140 agentes más, y en octubre realizaremos otro para 130.
Compartimos testimonios muy lindos de algunos de ellos.
Y como fruto de esta formación, ya se han abierto tres Centros Diocesanos de Escucha y otro más están en el proceso de hacerlo. La semilla del SEA está siendo plantada, por la gracia de Dios, en muchos lugares de México.
El vivir los 7 encuentros me ha cambiado la forma de dirigirme a los demás, controlar mis emociones en cuanto tener el deseo inmenso de interrumpir a quien escucho, tener paciencia y como dice estar en el terreno sagrado, comprendí la importancia que tiene darle el espacio, atención y al mismo tiempo orar a nuestro Señor por quien Dios pone en mi camino.
Teófila Díaz López
Es tan hermoso saber que todo este trabajo que alguien o muchas personas hicieron es todo para darle Gloria a Dios, servirle a través de los demás; agradecerles mucho porque de una o de otra forma también salgo beneficiada, y por eso mismo, estoy dispuesta a escuchar con atención y amor a quien necesite, todo en nombre de Dios y para Dios.
Ruego a Dios les bendiga y proteja a todo el equipo de trabajo que hacen posible este hermoso proyecto, Dios les recompense.
Por la voluntad de Dios, tuve el regalo de recibir este taller “Aquí Estoy” que me enseñó lo valioso de la escucha y definitivamente fue un regalo, debido a todo el aprendizaje que obtuve, el darme cuenta de que hay cosas tan importantes como la escucha y de que es Sagrada, en verdad es maravillosa. En la actualidad vivimos en un mundo con un sinfín de medios de comunicaciones, desde radio, tv, computadoras, celulares, etc. Pero al tomar el taller me di cuenta de la falta en verdad de la escucha, que no supe escuchar y de eso se encargó el Espíritu Santo.
Hoy puedo decir, que valoro mucho el silencio, el saber callar para que el prójimo pueda experimentar la escucha, al igual el permitirme de que me escuchen con amor, sencillez y silencio a como nuestra Santísima Madre Virgen María nos ha enseñado.
Ahora sé que debo seguir, ya que este regalo de la escucha sagrada es muy importante, es una necesidad apremiante en nuestros hogares, en nuestro día a día.
Agradezco mucho a todas las personas que han intervenido para la realización de este taller, desde las personas que nos han dado acompañamiento de escucha hasta el párroco quien hizo la invitación.
Dios Bendiga esta enorme labor y que nuestra tierna Madre María interceda por ustedes Siempre.
Joaquin Manuel Medina Lorenzo, de Villahermosa Tabasco
El poder vivir este taller «Aquí Estoy» es un regalo que ha sido de mucha utilidad para mí día a día y más, veo como poco a poco las habilidades y herramientas al aplicarlas benefician mi vida espiritual y familiar.
En mi vida de apostolado doy acompañamiento a jóvenes, y esperaba que este taller me ayudara a mejorar y me diera nuevas herramientas, me asombré mucho de la compasión que tiene que haber en la escucha, de ese ir paso a paso al ritmo de la otra persona… yo hacía todo lo contrario.Al iniciar, solo con las rutinas de bienestar, me percaté que, aunque en mi vida espiritual lograba tener una comunicación interna conmigo misma en mi corazón y con Dios, era en retiros espirituales u Horas Santas solamente, o a base de mucho esfuerzo, y en el taller fue tan sencillo entrar en una meditación más profunda y de manera más sencilla. El ingresar a ver mi corazón, y darme cuenta de los 5 espacios externos de mi misma, visualizar cómo rodean mi interior y en el centro está Dios, me parece haber descubierto que todo lo que pasa externamente, sentimientos, pensamientos, etc. puede pasar, como en un huracán y en el interior está la calma, la paz, dónde estoy yo y está Dios. Aparte de ahí, encontrarme a mí misma, con mi corazón me ayudó a ser más consciente de lo que viven los demás. El aprender las características de la escucha y más que nada poder recibir esa escucha…
No encuentro otra palabra más que REGALO, y le agradezco a Dios que permita estos medios. Las tristezas de una pérdida durante la toma del taller, la desesperación del encierro, se han visto tan mitigadas y acompañadas por los módulos y por las reuniones semanales, ese punto de encuentro con personas de diferentes edades, viviendo realidades distintas pero que a la vez nos enriquecemos con nuestras vivencias… una maravillosa sorpresa. No solo complementó lo que aprendí en los módulos sino que fueron momentos de encuentro amoroso, muy lindos.
Finalmente, el apoyo de Edna y Alma en la guía del grupo y la personalización conmigo me hace estar muy agradecida con ellas y me da ánimo para seguir aprendiendo y mejorando. Este regalo es demasiado hermoso como para dejarlo oculto quiero aprender más y con mucho ánimo ayudar a otras personas.
Carla Salvador