El camino de Inés | Entrevista a nuestra fundadora

Con motivo de un retiro que Inés Ordoñez de Lanús ofreció en Santiago a más de veinte sacerdotes, el portal chileno Capital Online publicó una entrevista a nuestra fundadora, que compartimos a continuación.

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LUNES, 15 JULIO, 2013 POR: REVISTA CAPITAL

Por María José O’Shea C. – Fotos Verónica Ortíz.

En Chile, el Centro de Espiritualidad Santa María –como se llama formalmente el SEA– funciona en una casa en Vitacura. Hasta allí llegan decenas de personas a diario para conocer de qué se trata este asunto. Además del CAE –un curso que dura cuatro años y que se basa en “ciencias teológicas y humanas”–, hay talleres, retiros, charlas… Y oreja. La gracia de esto, cuenta la fundadora, es escuchar. Aquí preparan a la gente para escuchar.

“Acompañar espiritualmente es tener una actitud de escucha a la persona. Es decirle: En este momento, estoy para ti. Es una escucha contemplativa. Le das un lugar para hablar y la ayudas a ver por qué elige lo que ha elegido y que vaya descubriendo su camino interior”.

 -Algo terapéutico.

-Por supuesto tiene algo terapéutico, pero la terapia va para resolver los conflictos más del plano mental. Esto los incluye, pero busca la coherencia con las elecciones de vida, y muestra que hay cosas que no se pueden resolver, sino que hay formas de vivirlas. No hay mejor sicólogo que Dios. Encontrarse con Él nos lleva a conocernos.

La han tildado de esotérica, de “new age”. Nada raro, si su “camino al corazón” incluye también la danza, la música, las oraciones sin zapatos. Pero ella se ríe de los comentarios y aclara que para la búsqueda interior de Dios es necesario estar bien de cuerpo, de mente, y en un clima adecuado para ese objetivo.

Dios a través mío

-Usted creó esta comunidad. ¿Por qué se le ocurrió?

-Fue el Señor a través mío. Yo fui detrás. Nunca tuve la conciencia de crear nada. Sí desde muy chica tuve un amor muy grande a Jesús, un deseo muy grande de darlo a conocer. Fui catequista desde niña y después, cuando me recibí de educadora, me gané una beca para hacer un diploma sobre enseñanza personalizada en Oxford. Ahí se me ocurrió hacer un itinerario de enseñanza personalizada para la fe.

 -¿Cuántos miembros tiene hoy el SEA?

-Es difícil de cuantificar porque nosotros fuimos a la inversa: partimos de manera muy informal y una de las cosas que le gustaba a la gente era eso, que pertenecías y ya. Cuando tuvimos que hacer los estatutos y hacer que las personas se hicieran miembros, para mí era un lío… ¿para qué? Yo siempre decía “no sé muy bien qué somos, pero sí sé lo que no somos”. Y lo que no somos es un movimiento.

-¿Por qué no ser un movimiento?

-Porque la experiencia que yo tenía en movimientos –que no en todos es igual–, era algo como más para adentro, más cerrado, como que si uno pertenecía a eso, no podía estar en otra parte. A mí lo que me encanta de este centro, es que todo el mundo puede venir.

-¿Por qué cree que esto ha pegado tanto aquí?

-Porque es un anhelo enorme. ¿Quién no tiene una búsqueda? Nosotros no hacemos mucha propaganda. Hasta ahora es sólo de voz en voz. Por ejemplo, te encuentras con una amiga tuya y te dice, “pero qué bien estás. ¿Qué te hiciste? ¿Un lifting?”. “No, estoy haciendo algo que me hace bárbaro”, responde, y te cuenta que está en algún taller, o la escuela camino al corazón, lo que sea. “¿Y yo puedo ir?” es la respuesta natural. El porcentaje más grande de personas llega así, sin saber mucho, pero porque vio a alguien tan bien que quiere lo mismo para sí.

-¿Y en qué consiste este camino al corazón?

-Es todo un itinerario, que va por etapas, y parte de la persona que cree que se puede vivir la vida de otra manera y no tan condicionada a la salud, la plata, a las cosas que le van pasando. Que la causa de mi felicidad es Dios. Entonces, es un camino de interioridad que nosotros vamos acompañando a la persona para que lo descubra.

-¿Cuál es su diagnóstico de la Iglesia hoy?

-No puede ser más esperanzador. Conozco mucho al Papa Francisco, porque nos acompañó siempre en su tiempo como obispo. Tenemos una linda amistad. Sé cómo está llevando a la Iglesia y lo que estamos viendo hoy es él. Es lo que todos queremos escuchar: alguien más sencillo, que llega al corazón de todos… No una Iglesia tan principista, sino algo más real. Eso me llena de esperanza.

Y como diagnóstico de situación, creo que es muy doloroso, pero es mejor saber qué está pasando y poder actuar, que nunca tener diagnóstico. Veníamos muy mal. Los que realmente creemos en Jesús habíamos descuidado esta radicalidad, esta irradiación del amor de Dios. Se había cortado la red. La Iglesia dejó de ser atractiva, algo estaba pasando. Se desconectó de la realidad y del mundo, pero eso parte de una desconexión anterior, que fue la que dijo el Concilio Vaticano II: Los desórdenes del mundo moderno parten de un desorden del corazón humano. Por eso es que necesitamos esta vuelta al corazón, y así volver a ser atractivos.

-¿Y cómo se hace eso?

-Nosotros estamos haciendo “retiros de fuego” por todo Argentina. Se recupera encendiendo el corazón de las personas con el deseo de ser buenos. Y si eligieron ser buenos siguiendo el camino de Jesús –porque hay muchos otros caminos–, la Iglesia lo que tiene que mostrar es cómo se es bueno. Porque la Iglesia muchas veces mostró cómo ser perfecto, y nadie puede ser perfecto. Pero ser bueno sí se puede, dentro de las limitaciones y las imperfecciones.

-Pero eso se puede hacer con o sin Dios. Ser una buena persona es para creyentes y no creyentes.

-Claro, es parte del corazón humano. Lo que pasa es que los que creemos en Dios, pensamos que el corazón humano en cierta forma es parte del corazón de Dios.

En gestación

-¿Usted nunca ha tenido dudas de su existencia?

-Nunca.

-¿Y por qué uno debiera creer en Dios?

-Porque ahora, aquí, está Dios. Yo lo llamo Dios, otros lo pueden llamar de otra forma. Yo te veo a ti, interesada, haciéndome preguntas, viendo cómo esto va con tu historia… A todos nos interesa, porque toca nuestra existencia, el sentido de nuestras vidas. Entonces, este camino es un camino de ir creciendo. ¿Por qué creo en Jesucristo? Porque hace 2 mil años, ininterrumpidamente hubo hombres y mujeres que tuvieron experiencias de vida, que lo confirmaron, que lo pusieron por escrito y está en los datos históricos. Y yo les creo. No hay mentira que dure cien años. Las mentiras se acaban y esto sigue. Nosotros somos una generación que vio caer la mentira, entonces estamos preparados para olfatear la verdad y la mentira. Y yo a Jesucristo le creo. Y tengo experiencias personales.

-¿Milagrosas?

-No, pero tengo una fuerza que no es mi fuerza.

-No puedo dejar de preguntarle, ¿si existe Dios, por qué hay niños que se mueren de hambre?

-Uno de los ejercicios que hacemos en los retiros es despertar los sentidos espirituales, que nos hace vernos entre nosotros. Ver nuestro interior. ¿Y yo te pregunto, por qué tienes hijos si es que van a sufrir? Porque hay una intuición de que el amor es más fuerte. Y Dios, que es amor, sabe que el amor es más fuerte. Entonces, así como tú te animas a tener hijos que se pueden enfermar, Él nos crea y nos está gestando. Nos está preparando para nacer.

-¿Para nacer cuando nos muramos, dice usted?

-Claro, a la vida eterna. Somos eternos. Éste es un tiempo de gestación, que para nosotros es todo porque es lo único que conocemos, pero sabemos que no puede ser todo. Sería terrible.

-Quizás es menos terrible pensar que se acaba. Es angustiosa la idea de no saber dónde se va a estar…

-Vas a estar en el Cielo. No importa nada si crees o no, Jesús vino para enseñarnos a amar, y si no fue a través de Él, bueno… A través suyo es más fácil porque Él es pura energía.

-El jesuita Felipe Berríos hace un par de meses dio una entrevista desde Ruanda, donde planteó una crítica fuerte a la Iglesia, diciendo que tenía mucha pompa y que los líderes nunca harán tortillas porque no quiebran huevos. ¿Comparte lo que dice?

-Mira, el Papa Francisco dice “prefiero una Iglesia accidentada, pero sana y vital, que una Iglesia que no se accidenta pero que está guardada”. Creo que estamos aprendiendo. Yo amo a la Iglesia y estamos todos en camino. Y reconozco que en este tiempo difícil, donde la estructura eclesial no está respondiendo a las situaciones del mundo, las personas que están allí sufren mucho. Yo le tengo mucha compasión, porque cambiar una estructura milenaria cuesta mucho. Por eso estamos haciendo los mejores esfuerzos todos por cambiarla, laicos y sacerdotes.

Lo que viene hoy es la comunión. La búsqueda del bien, de aceptar y valorar las diferencias y resolver entre todos con amor. •••

En plena expansión

Desde el año pasado, el Centro de Espiritualidad Santa María está haciendo los trámites en el Vaticano para ser reconocido como una asociación de fieles de carácter internacional o pontificia. La gracia de esto, dice su fundadora, es que así la Iglesia confirma que esto es un “carisma” y, por tanto, es importante que trascienda la muerte de quien lo haya fundado y de la comunidad que lo inició. Por otra parte, tiene un efecto práctico. “Cuando el SEA empezó a abrirse a otros países, consideramos que era bueno que fuera asociación internacional, porque cuando llegas a un país y el obispo no te conoce, él tiene una obligación de hacer un estudio sobre quién eres. Pero cuando ya es pontificio, el estudio ya lo hizo la Santa Sede, entonces es más fácil que abra las puertas de su diócesis”.

Hacer esta postulación significó para Inés comenzar a cuantificar a sus seguidores, algo que hasta entonces –asegura– nunca había querido hacer. “Hoy formalmente se han anotados como hijas de este carisma cerca de 600 personas. Y voluntarios que trabajan activamente, son alrededor de mil. Nosotros hacemos encuentros de catequesis hace 21 años y a éstos vienen personas de todas las diócesis de Argentina y a su vez ellas se llevan esta espiritualidad a sus distintas zonas. Pero nosotros no hacemos proselitismo. Lo que pasa es que como tuvimos que hacer una institucionalización más formal, le decimos a las personas que re-contra pertenecen a esta espiritualidad si es que quieren inscribirse. Esto es algo muy nuevo, porque antes éramos una asociación privada de fieles que necesitaba un número de integrantes muy pequeño para cumplir”.