El Camino al Corazón como proceso pedagógico

El desarrollo de la Inteligencia Espiritual

El Camino al Corazón es un camino de interioridad que ayuda a despertar la conciencia espiritual de la persona, integrando todas las dimensiones del Ser.

Las inteligencias múltiples (como las denomina Howard Gardner) nos ayudan a abrirnos a un conocimiento más profundo de nosotros mismos, nos ayudan a descubrir “adentro de nosotros mismos” nuestras capacidades para aprender y desarrollarnos plenamente; nos lanzan al “afuera” para relacionarnos con los demás, con la vida y con todas las circunstancias cotidianas que atravesamos día a día.

Todos podemos descubrir en las profundidades de nuestro Ser estas coordenadas del adentro y el afuera, la dimensión trascendente de nuestra existencia, un lugar o espacio en nosotros mismos en el que somos habitados por la eternidad.

A este lugar o espacio de trascendencias las grandes religiones lo han llamado «el corazón»; es el lugar en el que nos adentramos para encontrarnos a nosotros mismos, es nuestro templo o sagrario interior, nuestra morada, en donde cada uno es, en la dimensión más verdadera del Ser.

Hacia ese lugar queremos adentrarnos. Hacia allí nos disponemos a caminar e invitar a nuestros niños y adolescentes a dirigirse. Allí se encuentra lo más valioso de la existencia, lo que da sentido y significado a toda nuestra vida.

El Camino al Corazón propone el desarrollo de la Inteligencia Espiritual, que unifica e integra todas las inteligencias, poniéndolas en contacto con los valores de la trascendencia.

La metodología del Camino al Corazón implementa herramientas pedagógicas para desarrollar la conciencia espiritual:

  • La Pregunta
  • Los anhelos y deseos más profundos
  • El silencio y la meditación
  • La Escucha y la compartida en grupo o comunidad.
  • La pedagogía del Encuentro: con uno mismo, con los demás, con la vida y la trascendencia  

Proponemos un Camino en diferentes etapas y pasos, que se van sucediendo unos a otros como un verdadero itinerario espiritual:

  • Decidiéndonos a vivir nuestra dimensión espiritual
  • Despertándonos a la conciencia espiritual
  • Integrando todo nuestro ser desde la trascendencia

Urge que nos decidamos a educar la espiritualidad y propongamos en la educación un camino hacia nuestro propio corazón, hacia el corazón del otro y hacia el corazón de los valores trascendentes de la vida, que late en las situaciones cotidianas de cada día; que despertemos a la conciencia espiritual dejándonos preguntar y avivando nuestros anhelos más profundos y nuestro deseo de estar bien, con nosotros mismos, con los demás, con el entorno y el mundo, creando un bien estar que se comparte con los demás; que nos integremos en todas las dimensiones de nuestro ser por medio del silencio y la meditación, que nos abren al autoconocimiento y a una forma más profunda de compartirnos y relacionarnos con los demás.