Ecos de los talleres de Oración y Vida Contemplativa de San Isidro

En la segunda mitad del año, 15 parroquias de la diócesis de San Isidro nos abrieron sus puertas para llevar adelante 24 Talleres de Oración y Vida Contemplativa. Fueron 580 personas las que a lo largo de seis encuentros, comenzaron a dar sus primeros pasos en el camino de la oración contemplativa. Compartimos algunos testimonios.

Es difícil expresar con palabras lo que se vive en lo profundo del corazón, el
taller de oración contemplativa me ayudó a entender la simpleza del
encuentro con El, dejando todo a un lado para solo sentir su presencia, no
es fácil, pero como todo en la vida se aprende ejercitando, en el día a día.
Dios quiera que permanezca en el grupo y que se sumen integrantes para
compartir la oración.

Gracias.
María

 

Cuando me pidieron  formar parte de este taller en la Parroquia de Lourdes, acepté sin dudar, yo había participado durante muchos años de la catequesis de la parroquia, y esta nueva relación con la comunidad, me pareció muy linda. Mis compañeras, Ale y Luz, las dos de mi grupo de oración Aquí estoy, me daban mucha tranquilidad y  apoyo. El Padre Willy nos ayudo mucho, con aviso en el boletín y en las misas. Así que el primer encuentro nos sorprendió con 70 personas. En el primer momento me preocupe, porque era un grupo un poco grande para lo que teníamos pensado. Pero todo fue saliendo, y a pesar de ser la primera vez, y que estábamos en los bancos del templo, sin vernos mucho las caras, la oración de silencio fue muy rica. Muy breve, por ser la primera vez, pero un silencio impactante para tantas personas, se sentía la presencia de Dios.

El segundo fue menos numeroso, 56 personas, ahí ya pudimos compartir en grupos, y los testimonios que recibimos fueron muy alentadores, se veía que todos estaban entusiasmados con el talles. En los encuentros posteriores, bajó también la asistencia, terminaron unos treinta, pero siempre con el mismo entusiasmo, y la participación de corazón en las compartidas. Cada día, al volver a mi casa, sentía una gran alegría, esas personas, que después de todo un día de trabajo, venían a rezar, me emocionaban. Hubo bastantes que no vinieron las últimas veces, pero todos tuvieron su lugar y pienso que algo les debe haber quedado  de  estos encuentros tan lindos con el Señor, y entre nosotros.

El Padre Willy participó como uno más en la oración y en las compartidas, dando un testimonio muy lindo. Le agradezco a Él, y también a todos los que organizaron estos talleres, tan enriquecedores.

Perla Guastavino.

 

En 2013, también se llevó adelante un taller en la Parroquia Santo Domingo de Guzmán, en San Isidro.

Ser tallerista para mi significa poder dar testimonio de haber encontrado en la oración de contemplación la experiencia de descubrir en el fondo de mi interior, en el fondo de mi corazón, la presencia de Dios. Siento necesidad de poder trasmitir ese amor tan grande con que nos espera el Espíritu Santo para comunicarse con nosotros, y a obrar a partir del interior descansando en Dios.

Inés Rueda