Compartimos los «ecos» del Retiro, organizado por la comunidad de Córdoba, en el mes de mayo.
El Retiro fue un «estar» con el Señor a tiempo pleno. Fue fuerte el compartir y el escuchar a mis hermanos de esta «nueva comunidad» que se formó en el retiro; me enriqueció interiormente y me unió espiritualmente.
Pude lograr silencio y paz interior, especialmente con las dinámicas o ejercicios de sanación. Sentí el poder sanador de Jesús y el «Hágase» de María, que me puso de pie y me invitó a la permanencia.
Los tiempos de silencio, al principio, me eran áridos, luego halle los frutos de la Presencia de Dios que me invadía.
Las organizadoras exquisitas cómo fueron llevando el retiro: su organización, comunión y entrega total.
Tuve muchísima confianza con quien hizo el acompañamiento. Me ayudó con su silencio, su escucha y sus palabras. Pude encontrar «perlas» para cultivar y poner al servicio mis dones, que debo seguir desarrollando.
Gracias al CESM por esta oportunidad que ofrecen, tan llena del Espíritu de Dios y de María!
Hna. Maria Susana, t.m.f.
Mi expectativa de “descansar en el Señor” fue colmada con creces, ya que el lugar me encantó, en especial la Capilla tan cálida y el parque que me invitaba permanentemente a caminarlo durante los recreos. Me sentí muy bien recibida y atendida en todo momento, y destaco las comidas, que me parecieron excelentes.
Amo el silencio, por lo que la modalidad del Retiro se amoldó perfectamente a mis necesidades. Todos los momentos y dinámicas me resultaron agradables y provechosos.
Pude experimentar por primera vez la oración contemplativa. Si bien con anterioridad la había practicado, durante el Retiro experimenté verdaderamente de qué se trataba. Siento que, de algún modo que no sé explicar bien, capté la esencia del SEA. Así como durante mis caminatas por el recorrido del Vía Crucis, llegaba a un punto donde se veían las Sierras de Córdoba, de modo similar durante el Retiro fui “subiendo” y de pronto pude ver que se me abría un nuevo horizonte, una posibilidad diferente y distinta a mi modo habitual de orar y meditar, que encaja perfectamente en mi búsqueda vital y mi necesidad actual. Muchos conocimientos teóricos, experiencias y vivencias, tomaron un nuevo sentido. Pude captar con el corazón algunas cosas que en su momento había leído y no había comprendido.Desde que volví, sigo practicando la oración contemplativa en períodos de 20 minutos por la mañana y por la noche, firmemente decidida a continuar y perseverar en este camino que el Señor me invita a recorrer de la mano del SEA y del CAE, con el deseo de dejarme transformar por Él y de integrar armónicamente todos los aspectos que me componen como persona. Un gracias inmenso, de todo corazón, a todos los que hicieron posible que yo pudiera participar del Retiro. Un abrazo en Cristo.
Mariana

Transité el retiro con el corazón revuelto y confundido… Pero a medida que avanzaba en el camino del silencio puede acallarme, aquietarme y desde ahí desahogarme y vaciarme. Solo cuando, sostenida por la comunidad, desnudé mí corazón y me despojé de todo lo que estorbaba y atormentaba a mi alma pude encontrar la calma, la tranquilidad, la paz.
Todavía me queda mucho camino por recorrer y mucho silencio en el que permanecer, pero tengo la convicción de que éste es el correcto, porque si no «Señor, ¿a quién vamos a acudir?» Juan (6,68)
En todo momento me sentí contenida, sostenida y abrazada por cada una de las personas con las que compartí el retiro. En ellos encontré la presencia y el abrazo del Señor. GRACIAS por acompañarme y recibirme con lo que soy y cómo estoy!!!