Ecos: Chascomús y el fruto del amor compartido

Para mi fue una experiencia lindisima poder «cerrar» un lugar que para nosotros como grupo fue tan desafiante. La última casa que saludé el domingo fue también de las primeras en abrirnos las puertas en agosto de 2009 cuando abrimos Chascomús. No me habia tocado visitarlos más aunque su hija iba siempre a jugar con nosotros y vi a las dos mellizas de la familia enormes, a los papás despidiéndonos con un abrazo y me cayó la ficha del tiempo que había pasado y del crecimiento como personas, como grupo y como comunidad que tuvimos. Miré para atras y vi con muchísima alegría cómo ese barrio blanquísimo de casas idénticas que visitamos a pocos meses de haber sido inaugurado, se había transformado en una comunidad que nos recibía con mucho amor y a la que nosotros conociamos y queriamos.
Me acordé de cuando con Santi nos tocó elegir el lugar de misión, de cuando volvieron de Chascomús con Oki y me contaron que eran miles las casas, que eran iguales, del miedo a equivocarnos, del abismo que había entre este y nuestro anterior lugar de misión. Me acordé de Monte Quemado, de lo que nos costó dejar ese lugar idílico y del objetivo que nos planteamos como grupo de poder misionar en un lugar con una realidad que fuera mas cercana a la nuestra. Pero me fuí del barrio, sabiendo que a lo largo de este tiempo habíamos superado ese objetivo con creces.
El grupo hoy es otro, está lleno de caras nuevas y de energía para adueñarse de un lugar nuevo de misión, con muchas pilas con muchas ganas de ser una comunidad. y si me preguntan a mí yo creo que hay pocas comunidades taaan valiosas como las que se forman en el grupo, porque mas allá de las personas en el medio siempre está Jesús, y por eso creo que este grupo es increible más allá de las personas que lo conformen.
En este día de misión que pasamos, vi el poquito fruto de esa semilla de amor compartido durante este tiempo. Me despedí de las casas que visité durante estos años y por primera vez no me quedó resonando adentro mio si dejábamos algo o si de verdad servia esto que haciamos porque vi el fruto de todo el amor compartido, vi como Jesús había obrado en mi corazón y en el de las personas con las que compartimos y  me di cuenta que es así como funciona, el amor de Dios que aparece de maneras inesperadas y lo transforma todo.
Les agradezco a todos que desde su lugar misionaron con nosotros todos estos años!
Un beso grande y feilz pascua!

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Por Marcos Morea
Este testimonio lo escribo también de parte de Juan Reineke, Benja Echagüe y todos los que vivimos esta ultima misión en Chascomús.
Hace mucho que veníamos esperando esta misión, que fuera de una semana, porque iba a ser la última, y porque el grupo tenía muchas caras nuevas que querían conocer Chascomús.
Esta Pascua nos presentaba la oportunidad de afianzar un grupo que había sufrido grandes cambios en los últimos tiempos. Ya no nos íbamos a misionar al «medio de la nada» de Santiago del Estero, sino que ahora estábamos yendo a una hora y media de nuestras casas, donde la señal del teléfono, la posibilidad de ir y volver, y una realidad un poco más parecida a la nuestra, eran y son un desafío importante para poder conectarse con uno mismo.
El trabajo con los niños del barrio fue excelente. Logramos que la mayoría de los días vengan arriba de 50 chicos! Hicimos un viacrucis y fue increible ver cómo los chicos miraban sentados, caminaban de estación en estación cantando y celebrábamos juntos la resurrección de Jesús. Muchos nos manifestaron sus ganas de tomar la comunión y de «ser misioneros». Fue un regalo enorme.
Con respecto a la comunidad, todos los misioneros tenemos la posibilidad de decir que tenemos amigos en Chascomus. Pasamos de tocar puertas y ser ignorados, a ser esperados con las puertas abiertas e incluso recibir mensajes preguntándonos cuando pensamos ir. Hay nombres y personas que nunca nos vamos a poder olvidar, y estamos convencidos que ellos tampoco.
El parroco y el Obispo nos agradecieron muchísimo estos años en el barrio. Se sumó a este agradecimiento la gente de la Sociedad de Fomento que nos preguntaban de lo más sorprendidos como lográbamos juntar tantos chicos y entrar a las casas. Ojala algún día podamos dar un paso más con él SEA en esta comunidad.
En nuestra compartida final, quedó en evidencia lo contentos que estábamos todos, lo bien que la habíamos pasado, y lo conforme que estábamos con nuestro trabajo hecho en Chascomus. Lejos de creernos mil, estamos convencidos que a través del Espíritu Santo, este grupo puede hacer grandes cosas.
Particularmente para mí, esta misión tuvo un doble cierre ya que dejé de coordinar el grupo después de casi tres años. Ahora me toca vivirlo desde otro lugar, con total confianza en Juani, Benja y su flamante nueva compañera Carolina del Corral. Estamos ansiosos por lo que nos espera. SEA lo que SEA.
Les agradecemos a todos sus oraciones y su apoyo!