Destellos del SEA | Respiramos en Dios

La respiración es muy importante en el camino del recogimiento. Nos ayuda a tomar conciencia de nosotros mimos, y es una conciencia a nivel fisiológico, psicológico, y también espiritual. Este es un paso muy importante para entrar en comunión con la presencia del Señor, que se hace presente a través de mi presente. Respiro hondo y me percibo y me recibo así como estoy: cansado, animado, aburrido, con sueño, contento, triste… así estoy. Como esté. Simplemente, me doy cuenta de que estoy respirando, estoy vivo y estoy en tu Presencia, Señor. No tiene que pasar nada. Lo que quiero que pase ya está pasando. Por eso, sólo respiro.

Respiro hondo y voy percibiendo la entrada del aire en mi interior… el paso del aire palmo a palmo, en todo su recorrido a través de mi cuerpo. Me lleno de vida en cada respiración, me oxigeno, me purifico. Estoy vivo. Tomo conciencia. Estoy aquí… estas aquí, Señor. Y yo puedo respirar en tu presencia. Un acto vital… y me lleno de vida.

Los padres del desierto, ya nos enseñaban a respirar para orar: unían la oración del Nombre de Jesús a la respiración y a los latidos del corazón. Respiro… y si “atiendo” a la respiración, puedo acordarme que estoy vivo y doy gracias por eso, y puedo entrar en comunión con la Vida. Pero después del tiempo de oración ¡sigo respirando! Puedo vivir atento a la presencia de Dios,”acordándome” de Jesús, repitiendo su nombre constantemente… al ritmo de mi respiración habitual. Siempre respiro. Siempre estoy en tu presencia Señor,