Mensaje de Inés Ordoñez de Lanús: 40 años de amor y fidelidad

¡Gracias, Señor!
Gracias por tu inmenso amor.
Gracias por tu Presencia tan providente.
Gracias porque te manifiestas de modo que podemos escucharte y reconocerte cada día de nuestra vida cotidiana.

Gracias por esta comunidad que somos y elegimos para caminar juntos en tu amor. Gracias por cada persona que caminó junto a nosotros y nos manifestó tu presencia tierna y amorosa.
Gracias por todo. Gracias por los momentos tan difíciles que atravesamos, por nuestros vacíos y soledades… por todo lo vivido. ¡Gracias! Porque en todo y siempre estuviste y sabemos que estarás junto a nosotros. Abrazándonos, ayudándonos, consolándonos, fortaleciéndonos… Tu presencia siempre sosteniendo cada uno de nuestros pasos en el Camino al Corazón. Hoy podemos reconocerte y darte gracias por tanto y tanto amor!
Gracias porque todo en nuestra vida lo vas transformando… y hoy somos las personas que somos gracias a tu amor.
Gracias por esta historia de amor y de unión, de nuestros corazones en el tuyo resucitado, nuestra vida resplandeciendo en tu vida!
¡Cuarenta años de amor y fidelidad! GRACIAS

Hace cuarenta años elegí esta Fiesta de la Asunción de la Virgen María, para que seas vos, Madre nuestra, resucitada y glorificada, quien nos enseñara a contemplar a Dios desde aquí, quien nos enseñaras a vivir el cielo en la tierra.
Y hoy, Trinidad Santísima, esta comunidad llena de gozo te alaba y te agradece, porque has obrado, en nosotros y a través nuestro las maravillas de tu amor.
Hoy vivimos la experiencia del cielo en la tierra. ¡Es verdad! ¡Todo lo que tu Palabra nos promete, es verdad! Con María, junto a Ella y como Ella: ¡Creemos y confiamos!
Somos testigos de tu gloria y queremos anunciarla a nuestros hermanos para que te conozcan y crean en vos, Señor Jesús.
Eres nuestro Dios, nuestro único Dios, y te damos gracias Espíritu Santo porque nos ayudas siempre a vivir con la mirada puesta en Cristo, principio y fin, alfa y omega, nuestro Dios y Señor.
Por eso Señor, una vez más te decimos, en unión con María y todos los santos del cielo ¡¡¡Que SEA en mí, en nosotros, y a través nuestro, ahora y siempre, tu santa voluntad!!!
Aquí estamos Señor, nada ni nadie nos separará de tu amor. Estamos incendiados por el fuego de tu amor. ¡Hemos elegido amar, y queremos irradiarte y anunciarte. Danos todo lo que necesitamos para vivir y anunciar a nuestros hermanos este gozo y esta manera de vivir, que nos trae tanta alegría y plenitud! ¡La vida nueva de tu presencia amorosa entre nosotros!
¡Aquí estamos Señor! Nuestra comunidad desea ardientemente unirse a tu misterio de redención, para ser corredentores, como María, para que también a través nuestro realices la obra de tu amor. Aún sin terminar de comprenderlo, todos juntos exclamamos: ¡SOMOS CORREDENTORES! ¡Envíanos allí donde nuestros hermanos más te necesiten!
A…Dios, Amén, Así SEA