Porque son los docentes, directores de escuelas, padres y educadores en general quienes están llamados a promover una educación integral que incluya la dimensión espiritual.

Es misión de todo educador cultivar y estimular las capacidades y habilidades propias de la inteligencia espiritual en los niños, adolescentes y jóvenes para garantizar su desarrollo integral, holístico, pleno.

Es imperiosa la necesidad de que los educadores emprendan un camino de interioridad hacia su propio corazón, hacia el corazón del otro y hacia el corazón de los valores trascendentes de la vida.

Porque líder es quien puede ponerse al frente de procesos significativos y conducir a las personas a la plenitud que tanto anhelan. A veces las dificultades económicas y el trajín de lo cotidiano nos llevan a olvidar nuestros anhelos más profundos, claudicamos en lo esencial y nos quedamos liderando lo superficial. 

La pandemia nos ha mostrado un rol diferente del líder tradicional que controlaba para lograr resultados, hoy ser líder es saber lidiar con el misterio de lo que nos pasa: saber escuchar, confiar, contener, alentar, mostrarnos disponibles y atentos acompañando los caminos de lo imprevisto y desconocido. 

Porque hoy estamos conectados a muchos aparatos pero estamos desconectados de nuestro interior. No sabemos ni quienes somos y en el fondo tampoco lo que queremos.

El camino de interioridad invita a los jóvenes a conectarse con ellos mismos, y los anima a descubrir una realidad mucho más profunda que la visible, una realidad que llena de valor y de sentido su presente y el futuro que tienen por delante.