Como el salmista, también nosotros queremos aprender a salmodiar «nuestra propia vida».
Mi día amanece en el silencioagradecida con el cantar del gallomi corazón late manso y humildeesperando tu guía en mi manopara escribir lo que digas, deba ser escrito.No dejes que me distraiga un instante, mas de tu lado no quiero apartarmeoh! Señor que gozo, la Paz que siento oh! Señor que Paz, aleluya!se de donde proviene Señor, tu Paz oh!, Señor esa Paz!Acecha el enemigo a mi puertano temeré, estoy contigoinfunde en mi alma tu fortalezapara no sucumbir ante su pedido.Porque indigna soy Señor cuando caigoporque tentada y humana respiro,la pesadez de mi cuerpo abandonadoson señal de que anduvo el enemigo.Si; Tu me donaste con tu graciay me instruiste con amor eternotu palabra vibra en mi concienciaque infunde en mi alma tu belleza.Nadie puede contra ti Señor,ni mi debilidad mas potente,si querer, ni saberlo se activala esperanza de la gloria eterna.Daniela del RealAlumna del CAE – 2º año