El GEDEC fue increíble, una vez mas fuimos testigos de lo transformador que es el amor de Dios. Fueron 30 personas que con mucha docilidad se dejaron guiar, abrazar… Hicimos mucha oración, silencio, percepción, adoración…
El domingo a la noche frente al Santísimo expuesto entregamos nuestras heridas, pedidos de perdón y vimos cómo nuestra cruz se transformaba, florecía.
Después de cenar, nos volvimos a juntar alrededor del Santísimo a cantar, realmente estábamos como en un fogón cantando y alabando a nuestro » gran amigo». Gracias al equipo de lujo! Gracias a Dios!
Roxana Maggio