Un grupo de acompañantes del CESM acompañó, el domingo 29 de octubre, a monseñor Ojea, obispo de San Isidro, al Mercado de Beccar, donde hay 500 trabajadores. “Los gestos misioneros que hemos comenzado a hacer en nuestra Diócesis son sólo un modo de buscar un acercamiento y un modo de presentar la Iglesia a los hermanos que están en sus trabajos, en el cotidiano caminar de ir y venir del trabajo, fuera de sus casas”, explica monseñor Ojea.
En el mercado, durante la noche, los trabajadores son los que hacen posible la cadena alimenticia de nuestros hogares cada día. Son personas muy amorosas y sencillas, es un regalo de Dios poder servir en este gesto Misionero; por eso los invitamos a todos a sumarse a este servicio enriquecedor que nos abre el corazón y nos llena de alegría el alma.
Como Acompañante, después de esta experiencia me brotaron del alma estas palabras: Peregrinos del Señor recibidos con amor, de un pueblo católico, de un pueblo apostólico, dejemos el olor a encierro, dejemos que nuestra fe nos lleven donde están los nuestros, los que no lo son, los que aun siguen creyendo, los que necesitan seguir su ejemplo de tolerancia, paz, comunidad, a Amar a Dios como al resto.
Espíritu Santo, Virgen María, Cristo, testigos de lo vivido, aun podemos con tu palabra, con tus gestos.
Abrieron sus puertas, sus negocios de mercadeo para el Obispo para hacer pastoreo, abrieron sus corazones en respuesta a Bendiciones y Alabanzas siendo plenos. Amén.
Daniel Casafus
Participo del un grupo que acompaña a nuestro Obispo de San Isidro en los gestos misioneros de la diócesis y el domingo pasado fuimos al Mercado de Beccar. Fue una experiencia muy enriquecedora y uno toma realmente conciencia del trabajo de mucha gente que pasa toda la noche trabajando, para que al día siguiente los verduleros vayan a comprar y así llegue la fruta y verdura a nuestra casa.
Muchas personas entraron en mi corazón al bendecirnos mutuamente con agua bendita que después les regalábamos para llevar a sus casas, al darles una medalla de la Virgen y en los simples contactos que tuvimos. Experimenté la fuerza de la gracia bautismal que nos hace Hijos de Dios y Hermanos entre nosotros.
La alegría de esta chiquita manifiesta mi alegría por haber participado en este gesto misionero.Susana Moreno
San Isidro, noviembre 2017.-