El retiro contemplativo de silencio vivido del 15 al 17 de Junio del 2012, en Santiago, fue una vez más, una experiencia maravillosa y muy enriquecedora, siendo la segunda vez que participo, como separada, en un retiro para personas solas del Centro de Espiritualidad.
Constatar y percibir la necesidad de tantas personas que han sufrido una ruptura matrimonial o que han perdido a su cónyuge o que caminan solas por la vida, sintiendo un anhelo profundo de sanación de sus heridas dejándose guiar por el Señor, buscando respuestas a tantas interrogantes en su camino de fe, y ser acogidos por nuestra Iglesia, no me deja indiferente.
El escuchar los testimonios de todos los que participamos en el retiro, las diversas vivencias, los dolores, las pérdidas, los abandonos, las partidas, las impotencias, las profundas heridas, las interrogantes, me invita a reflexionar, “Que haría Cristo en mi lugar”? (Padre Alberto Hurtado). Para el Señor sus predilectos eran los débiles, los que estaban solos, los marginados, los vulnerables, los que sufren, los enfermos, los indigentes, los más necesitados y los que lo buscaban a EL para ser sanados en todas sus dimensiones. Esta experiencia vivida, me anima a darles a todos aquellos que viven esta situación, una palabra de aliento, cariño, contención, consuelo y esperanza, diciéndoles que, si es posible seguir siendo parte viva de esta Iglesia, donde el Señor nos ama con nuestra propia historia y realidad y que también es posible volver a recomenzar y ser feliz. Me invita también a mirar una vez mas, la figura del Buen Pastor que reflexionamos y profundizamos en el retiro, y consciente y asumiendo ser una oveja herida de su rebaño, el Señor me llama una vez mas, a pesar de ello, a no quedarme en esta, sino que salir de ella y con ella, ser también Pastor de otros.
Ojalá existieran más instancias como estas, al interior de nuestra Iglesia, como también más laicos y más pastores que, siguiendo el ejemplo de Jesús, vayan en ayuda de este grupo de personas, que sin duda somos también los mas débiles, necesitados y vulnerables del Evangelio.
Como egresada del CAE, quiero aprovechar la oportunidad de agradecer de todo corazón al Centro de Espiritualidad por esta oportunidad que nos brinda y a las coordinadoras del retiro por su generosa entrega, por su cariño y dedicación a esta noble causa. Que el Señor las bendiga siempre!
M. de los Angeles Pérez Mardones
Santiago de Chile
Antes que nada agradecer a las coordinadoras por toda su entrega y el magnifico instrumento del Señor que son.
Gracias por las palabras por compartir estas experiencias y por lograr ese espacio de confianza donde las almas se encuentran unas mas dañadas que otras pero al fin todas con el dolor de las situaciones vividas o en plena vivencia.
Es a través de los otros que me descubro y vivo mi condición de hija de Dios y hermana de todos, es también en el dolor de los otros donde encuentro un camino de Sanación común a todos y con la posibilidad de compartirlo y de hacerlo en compañía.
Instancias como estas me hacen ser una agradecida de poder vivirlas y sentirme tan pero tan querida por el Señor.
Besos y bendiciones,
Tola.