Muchos lugares, el mismo Carisma
Y así llegamos a la casa de retiros, al pie de la cordillera de los Andes, como en cada retiro los mismos ritos, bajar las cosas, preparar cuarto por cuarto, ir a la capilla, poner música linda, ordenar los banquitos en círculo con sus almohadones, la mesita con su mantel blanco en el centro donde pondremos luego el sagrario, María del Sea, las velas, dándole forma y lugar a lo que sabemos es lugar sagrado que pronto los varones que estarán llegando lo irán descubriendo, de a poco, constatando lo importante, lo necesario, lo vital que será para cada uno de ellos su lugar, su banquito, su estar. Partimos de Buenos Aires con cosquillas en la panza, y sostenidos por la oración de muchísimos, especialmente de nuestras mujeres, de nuestras amigas, siempre fieles sosteniéndonos desde la oración. Con esa confianza llegamos a Chile. Fuimos recibidos por Lucy Deane, acompañados, acogidos, visitamos la sede del Centro, lindísima, blanca que resplandece, sencilla en sus líneas, Marcela Rueda nos iba llevando, presentando, mostrando, compartiendo sus lugares, abiertos, llenos de luz, increíblemente todo nos era conocido, respirábamos con Carlos la misma fe, la misma esperanza, el mismo carisma. Me acordaba de Buenos Aires, de Santa Fe, de Luján, lugares donde hacía poco había compartido, las mismas maneras, las mismas miradas, los mismos abrazos, la alegría que se palpa, la que nace de las entrañas, las mismas mujeres, el mismo Carisma.