Santa Fe: el SEA en sus vidas

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Por Santiago Delfino
Querida comunidad, ayer tarde llegamos con Tere, Pía y Tinita del retiro anual de 4 días del SEA de la filial Santa Fe, que se hizo en la casa de retiros Stella Maris, a unos 25 km. al sur de la ciudad de Paraná, en medio de las cuchillas entrerrianas. Éramos más o menos 60 personas, la mayoría mujeres y 4 varones. Venían desde los grupos de oración, del CAE, desde comunidades del SEA de la ciudad y alrededores… toda la filial representada!
Como quisiera poder transmitirles lo que nuestra comunidad de Santa Fe, cada una de ellos, mujeres y varones vive estos retiros, como quisiera poder transmitirles la hondura y la alegría en ellos de pertenecer y hacer suyo el carisma del SEA en sus vidas.
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A las 6 de la mañana del jueves, se reunieron en la sede del Centro en Santa Fé para partir todos juntos en ómnibus a Aldea Valle María, donde queda la casa de retiros. Los vimos llegar, uno a uno, con sus bolsas, paquetitos, sonriendo y abrazándose. En «la casita” (la sede de la filial) estaba todo preparado en baúles y cajas, para hacer de Stella Maris, un retiro del Sea, y allá partían las velas, velitas, cruz, corazón y cáliz, hostias chicas y grandes, vino, purificadores, banquitos, mantitas, almohadones, listas, papeles y biromes, cajas de ofrendas, pañuelos descartables, grabador, alargadores, enchufes, galletitas, café, todo té imaginable y más, para que nada falte, para que todo esté. Cuando llegamos mientras se acomodaban en los cuartos,nosotros armamos la capilla en un salón amplio de muchas ventanas con vista al campo.
Verlos a todos sentados en sillas o banquitos, alrededor del Señor, con la cruz del Sea apoyada en el piso, acompañada de María, era ver a la comunidad, toda la comunidad, una sola comunidad, la del Centro de Espiritualidad, no importa si era Santa Fe, Buenos Aires, Tucumán, Santiago, Miami, Venado, Córdoba, Bella Vista, Zarate, Morón, San Isidro, San Miguel, Luján, Monterrey, una sola comunidad, un solo carisma, un solo Camino, un solo SEA.
La sencillez del lugar, lo lindo de los paisajes, la brisa que corría, la certeza que el Espíritu Santo estaba en medio y en todos, llevándonos y dirigiendo las palabras amorosas de Tere en lo que cada uno necesitaba escuchar, yendo a las entrañas, abriendo profundidades.
Mirarlos con que confianza vienen y abren sus corazones, no nos conocen y sin embargo se zambullen en el acompañamiento, en las compartidas, en las dinámicas, en la escucha atenta. Cierro los ojos y los veo, a cada uno en la ronda, con los ojos cerrados, en silencio, una palma sobre la otra, respirando suave, confiando, permaneciendo.
Como decirles que no se lo pierdan!  Vayamos, visitémonos unos a otros.
Volvemos llenos de alegría y emoción de sabernos uno en este deseo de aprender a Amar!
!Gracias Santa Fe!