Cuarenta días para crecer en el camino de amor

Por Inés Ordoñez de Lanús

Querida comunidad,
El tiempo entre el 6 de agosto, día de la Transfiguración, al 14 de septiembre, día que el Señor nos entregó el SEA, los Hijos del SEA nos unimos en comunión de oración y renovación de nuestra decisión por este Camino de amor.

Cumplimos 30 años desde ese 14 de septiembre de 1988, cuando en Alemania el Señor me entregó la gracia del SEA como un camino para amar aprendiendo a vivir en unión con Él.

Este año estamos caminando juntos las etapas de la decisión y despertándonos. Despertándonos a la decisión que hemos tomado por Dios; de amarlo sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. Decisión radical que queremos vivir todos los días, integrando todas las dimensiones de nuestro ser, todos los ámbitos de nuestro actuar, toda nuestra vida. Y por eso hemos elegido el Camino al Corazón, porque queremos aprender a vivir en unión con Dios que nos habita, y comenzar a vivir el cielo en la tierra, irradiando la luz y la fuerza del amor.

Estamos convencidos de la potencia de la oración, y de la oración contemplativa para vivir el amor trascendiendo nuestra pequeñez y egoísmo.

Los cinco pilares de esta afirmación son:

LA FE PURA

Creemos en Dios y eso nos basta. Por eso los cinco espacios de nuestro ser se ordenan y orientan a Dios: nuestros pensamientos, nuestras palabras, nuestras acciones, nuestras emociones y sentimientos, y de manera especial, nuestra corporeidad, porque queremos irradiar en nuestro cuerpo la Gloria que nos habita.

Cuando se trata de fe, creemos todo lo que Jesús nos dice, queremos todo lo que nos promete, y confiamos  en que transforma todo para nuestro bien. Por eso podemos esperar contra toda esperanza y amar siempre trascendiendo cualquier obstáculo.

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La semana del lunes 6 al domingo 12 pondremos especialmente nuestra mirada en la fe.
Miro la historia de mi fe desde que comencé a participar en la Comunidad del SEA. ¿En qué me ayuda? ¿Por qué quiero darte gracias Señor? ¿Qué te quiero pedir, para mí, para mi familia, para mi Pequeña comunidad de vida? ¿Qué es lo que más necesito para que la fe se irradie en cada espacio de mi ser? ¿Cuál de mis espacios necesita ser iluminado por una fe más viva y creyente?

LA EUCARISTIA

Creemos que Dios nos habita y que Jesús se quedó en su Cuerpo y su Sangre para ir transformándonos y transfigurándonos en un proceso de unión y divinización que nos va haciendo “perfectamente uno”. Lo creemos y lo queremos. Por eso queremos vivir despiertos y nutridos con su Cuerpo y su Sangre que nos ofrece cotidianamente, en el sacramento de la Eucaristía, en su Palabra, en la relación con nuestros hermanos, y cada vez que nos abrimos al amor entre nosotros. Somos eucaristías vivientes y queremos ser alimento unos para otros.

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La semana del lunes 13 al domingo 19 de agosto, intentaré estar despierto a la presencia de Dios en mí, en mis hermanos, ejercitando el discernimiento para encontrarlo en los acontecimientos. Revalorizaré el sacramento de la Eucaristía y el de la Reconciliación encarnado en la relación con los que me rodean; siendo alimento y dejándome alimentar y ejercitando la reconciliación con todos.

LA PALABRA

La Palabra revelada, porque queremos que la palabra escrita nos lleve a la Palabra Viva, al Verbo eterno, a Jesucristo. Por eso el silencio, la escucha y la acogida son tan importantes en el Camino del SEA. Y miramos a María de Nazaret para que nos enseñe a moldear el Corazón. Queremos ser mujeres y varones que irradien el silencio de Dios como el lenguaje más elocuente del amor. Capaces de escuchar y acoger nuestra vida tal como se presenta, la vida del hermano, las cosas que pasan, con la mirada puesta en la Palabra que va transformando todo a imagen y semejanza del Creador. Por eso saboreamos la Palabra del día y dejamos que resuene en nuestro corazón -como música de fondo- todo el día.

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La semana del 20 al 26 de agosto pondré especial atención en la Palabra de cada día, guardando la que más me resuene a lo largo de todo el día.  Durante la semana volveré a leer de corrido el Evangelio de Juan subrayando lo que más me impacte.

LA ORACIÓN

En todas sus formas, privilegiando la oración contemplativa, porque creemos que la contemplación es la única vía para contemplar a Dios en este “estadío tierra”. Nos hace capaces de contemplar la bondad de nuestro corazón habitado por la Santísima Trinidad y de trascender los límites de la temporalidad, de las circunstancias y de  nuestras propias diferencias para que nada ni nadie sea un obstáculo para que irrumpa la eternidad y  el amor lo transforme todo. Queremos que la oración se encarne en nosotros de tal manera que toda nuestra vida sea oración,  una ofrenda viva tal como somos y así como la vida se nos presenta; queremos servir a Dios y entregarnos hasta dar la vida siendo un canto de alabanza y gratitud a su amor.

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La semana del 27 al 2 de septiembre dedicaré cada día un tiempo a la oración contemplativa. Si todavía no pertenezco a  un grupo de oración Magnificat buscaré el modo de hacerlo para que me ayude y sostenga en mi oración personal.

LA COMUNIDAD

Es el último pilar y el primero de todos. Porque nuestro ser viene de la primera Comunidad divina, la Santísima Trinidad; de nuestros padres y familia, nuestra primera comunidad de amor en la tierra. Nuestra comunidad nos sostiene y nos hace al mismo tiempo sostén, en esta opción corredentora de vivir en unión con Dios. Es una comunidad de vida, donde todos nos animamos a ser como somos creciendo en solidaridad de amor, y siendo lugar de encuentro, amoroso y confiable, unos para otros. Animándonos a vivir expuestos a la vida tal como se presenta y aprendiendo a compartirnos en lo que nos pasa. Creemos que compartir la vida es un pilar fundamental para crecer, nos enriquece, nos confirma, nos provoca, y sobre todo nos descubre una nueva manera de vivir el amor y la amistad de corazón a corazón que tanto nos plenifica, nos une y nos reúne en el Corazón de Cristo.

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Del lunes 3 al viernes 14 de septiembre revalorizaré todas las comunidades a las que he pertenecido a lo largo de mi vida. Intentaré ir a mi Acompañante espiritual y conversaré con él/ella acerca de esto y de mi actual pertenencia a la Comunidad del SEA. Si todavía no tengo una Pequeña Comunidad de Vida, veré cómo formar una con las personas que elija. Pondré especial dedicación a mirar el Video del ciclo de Formación para los Hijos del SEA. Escribiré una carta a Dios renovando mi decisión de ser Hija/Hijo del SEA y de vivir despierto a esta decisión cada DIA (Decisión, Intención, Acción).

Estamos viviendo tiempos difíciles; mirando el planeta descubrimos muchos lugares opacados por la guerra del odio, de la indiferencia y de tantas realidades que pisotean la dignidad humana. Queremos estar despiertos a todas estas situaciones donde hermanos nuestros están sufriendo y clamando por justicia. Nos sentimos solidarios al mismo tiempo que impotentes, pero hemos descubierto un tesoro potente: el amor. Queremos ser amor que se derrame donde haya odio; queremos ser paz y justicia, donde haya guerra y desorden… queremos ser con María y con todos los santos, corredentores con Cristo. Unidos a su redención y despiertos a la Vida que nos ofrece, nos unimos a su entrega en favor de todos los hombres y de manera especial en favor de la Iglesia.

Queremos ser el nuevo pueblo de Dios que fermente la masa, el resto que se mantiene fiel, mártires del amor. Perseverando en la oración junto a María y en comunidad, el fuego del Espíritu ha suscitado entre nosotros un nuevo Pentecostés. Tenemos los corazones enardecidos y una nueva lengua que nos hace gritar el amor y el perdón en todas sus formas.

Por eso he dividido en cinco semanas a estos cuarenta días; que cada semana nos ayude a ahondar en los cinco pilares que sostienen nuestra Fe-Vida-Oración. Los invito a que lo hagamos y lo compartamos con nuestros seres más queridos. También les vuelvo a insistir que hagan en comunidad el Ciclo de Formación que filmé, y que sea una ocasión para que todos los Hijos del SEA tengamos nuestra Pequeña Comunidad de Vida.

Gracias a Dios hay mucho movimiento en las sedes, todos ya nos estamos preparando con ilusión, súmense a esta invitación que les hacen sus Directores locales que están respondiendo con mucho entusiasmo a lo que les estoy pidiendo.

Queremos despertarnos a estos cinco pilares de nuestra Comunidad para renovar nuestra decisión de ser Hijo/Hija del SEA y de pertenecer a esta Comunidad. Queremos estar despiertos a estos cinco pilares para  que irradien y resplandezcan los cinco espacios y ámbitos de nuestro ser y de nuestro actuar, y que entonces el 14 de septiembre, todos juntos digamos al Señor:

Soy yo Señor, unido a tu SER que me mantiene vivo en esta Vida Nueva que nos das. Estoy aquí, presente a Vos y a mi vida, todo abierto y oferente a Vos y a mis hermanos; quiero ser todo para todos!! Porque sólo sé una cosa: Dios. Es lo que sé, lo que creo y lo que quiero. Y esto que sé, que quiero, que creo, que espero y que confío es AMOR;  y sólo en este Verbo eterno quiero que se conjugue toda mi existencia. Sólo quiero amar, y sólo quiero AMOR, en Vos, con Vos, para Vos…. derramado en mis hermanos y abrazando a la Creación entera, desde siempre y para siempre. Amén, que ASI SEA.