15 de agosto: ¡Feliz día de la Asunción de María a los cielos! | Carta de Inés

Queridos amigos, 

¡Feliz día de la Asunción de María a los cielos! Qué fiesta tan maravillosa! María, la primera de todas, compartió la suerte de su Hijo, murió, su cuerpo no conoció la corrupción y Dios la resucitó y la ascendió a los cielos, al lugar que desde siempre le tenía preparado en el seno de su Trinidad. 
María, la primera de todos en el seguimiento a Cristo. Ella pronunció su SEA al Padre atravesando y trascendiendo el límite que le imponía la naturaleza humana. Confiando en Dios y su Palabra, atravesó ese límite y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo. 
Y la espada en su corazón que le profetizó la anciana en el Templo fue ocasionada por dejarse atravesar por la Palabra, por la profecía, por el presente y por el futuro anunciado. Y María creyó contra toda esperanza, y se mantuvo fiel y cercana a su Hijo a lo largo de toda su vida.
«Hagan todo lo que él les diga», fueron algunas de las pocas palabras que los Evangelios conservaron de ella.  No fueron necesarias muchas más, su vida, su silencio, sus actos y su capacidad para vivir en simultáneo los opuestos de cielo y tierra fueron su gran enseñanza.  De ella aprendemos a caminar el proceso de encarnación e integración de nuestra fe hacia la plenitud y el desarrollo de nuestra madurez  en Cristo.
María supo mantenerse en esta tensión amorosa a lo largo de toda su vida. 
¡Qué grande es tu fe María! No es tu seno que gestó al Unigénito, o tus senos que lo amamantaron! Es tu oído escuchante, tu corazón abierto y tus palabras unidas desde siempre el Verbo Eterno lo que hizo posible tu SEA al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Por eso hoy te decimos, Virgen Santa del SEA, asunta, resucitada y corredentora; ayúdanos a permanecer en tu mirada, enséñanos a escuchar la Voz de tu Hijo que desde lo más profundo de nuestro corazón nos llama a la unión perfecta con el Padre y haznos dóciles al Espíritu Santo para que nos forme, transforme y conforme a la Voluntad amorosa del Padre para poder vivir en la tierra como en el cielo. 
Entonces todos juntos podremos decir al unísono desde tu corazón:
Que SEA en mi, en nosotros y a través de nosotros, ahora y siempre tu santa voluntad!
Amén.